10/03/2025
Las personas sensibles son como las flores silvestres que crecen en los rincones más inhóspitos de la vida. A pesar de las condiciones adversas, florecen con una belleza y una fragilidad que es única. Su corazón late con una intensidad que es casi palpable, como si cada latido fuera un recordatorio de que la vida es preciosa y frágil.
Viven en un mundo de colores vivos y texturas intensas, donde cada experiencia es una oportunidad para sentir, para explorar, para crear. Su alma es un lienzo en blanco, listo para ser pintado con los colores de la vida.
Pero también son como las olas del mar, que se elevan y se desploman con una fuerza que es a la vez hermosa y aterradora. Su sensibilidad es una doble-edged espada, que les permite sentir la profundidad de la belleza y la profundidad del dolor.
Y sin embargo, a pesar de la intensidad de sus emociones, las personas sensibles son también capaces de encontrar la paz en medio de la tormenta. Saben cómo convertir el caos en armonía, cómo encontrar la luz en la oscuridad.
Son los poetas, los artistas, los músicos de la vida, que ven el mundo con ojos de asombro y de maravilla. Y aunque pueden ser vulnerables, también son fuertes, porque saben cómo transformar su sensibilidad en una fuerza que les permite vivir la vida con intensidad, con pasión y con propósito.
Autora
Jes Pao Urtado