06/12/2024
Marisol Conesa no solo tiene trastorno del espectro autista (TEA), sino que también se dedica a ello. Es psicóloga en la Asociación de Personas con Autismo de la Región de Murcia. Desde allí, dice, ayuda a que los usuarios se sientan más reflejados. Esta joven murciana, de 22 años, siempre presentó los signos más típicos, aunque no obtuvo la confirmación hasta los 18. «El diagnóstico estaba formalizado desde los dos años, pero nunca me lo dijeron. Así que pasé parte de mi vida como si fuera una neurotípica», cuenta. Ella se sentía rara, sabía que no encajaba en la mayoría que la rodeaba: «Tenía peculiaridades que me hacían sospechar. Por ejemplo, veía algunos personajes de ficción con los que compartía rasgos, como tener unas manías muy concretas, dificultades para comunicarse, o que me agobiaba mucho cuando había un imprevisto», recuerda. Lo comentó, pero nadie llegó a confirmárselo hasta su mayoría de edad.
«Saber que tenía TEA fue un alivio, porque descubres que no es tu culpa, ni que eres la única, sino que le sucede a mucha gente. Es un trastorno formalizado», detalla con conocimiento de causa.
Crecer dentro del espectro le ha afectado de distintas formas. Cuenta que, por ejemplo, no entiende las ironías. O que, por el contrario, son otros quienes no la entienden a ella. «Cuando gasto una broma a personas neurotípicas, lo malinterpretan. A mí me cuesta modular la voz y me sale un tono muy serio», explica. Se ríe. Al final, se lo toma con humor.
Esta condición convive con muchos mitos. Ni siempre son genios, ni les falta empatía. «Suelen decir que nos cuesta ponernos en el lugar de los demás, y pienso que no siempre es así», aclara. De hecho, llega a ser todo lo contrario. Mucha gente con TEA se pone tanto en la piel de los demás que llegan a emocionarse. Es su caso. «Cuando vi el Titanic, lo pase muy mal al ver cómo la gente estaba en peligro, o cuando había despedidas de una madre con su hijo», precisa, a la vez que añade: «No nos falta empatía, pero se manifiesta de una forma que no es convencional y a lo mejor por eso no se detecta».