22/07/2025
“Ninguna cultura es superior a otra. Solo son distintas.”
Franz Boas
Franz Boas fue mucho más que un antropólogo. Fue alguien que, en tiempos de supremacía colonial, se animó a decir algo simple y revolucionario: ninguna cultura es superior a otra. Solo son “distintas”
En un mundo que clasificaba y jerarquizaba a las personas por su raza, su lengua o sus costumbres, él abrió una puerta: la de mirar al otro sin convertirlo en “menos”.
Escuchar sin patologizar. Nombrar sin etiquetar. Estar sin colonizar.
Boas fue pionero en mostrar que muchas de las ideas sobre la “superioridad cultural” no eran ciencia, sino prejuicio.
Y que detrás del racismo y la desigualdad, hay estructuras profundas que aún hoy se repiten, a veces de forma sutil: en el modo en que miramos, en cómo interpretamos, en a quién consideramos legítimo.
➡️ En el trabajo clínico con personas que migran, lo que emerge no siempre tiene forma de síntoma. A veces se presenta como una pregunta sin idioma, como un gesto desplazado, como una tristeza que no encuentra traducción.
No es solo el desarraigo lo que duele, sino la sensación de “no poder inscribir la propia historia en un mundo que responde con categorías fijas y miradas estrechas”
Porque migrar es también confrontar con lo que el otro (y uno mismo) considera “extraño”, “incorrecto” o “fuera de lugar”.
Es traer consigo no solo una lengua, sino otra lógica, otra sensibilidad, otro modo de estar en el mundo.
Entonces me pregunto, y te invito a preguntarte:
➡️ Qué silencios producimos cuando explicamos demasiado rápido al otro?
➡️ Qué jerarquías sostienen nuestras formas de interpretar?
➡️ Cómo se desarma un prejuicio sin volverlo a repetir, ahora con otro nombre?
Boas no solo nos enseñó a cuestionar la superioridad cultural: nos desafió a reconfigurar el modo mismo en que pensamos la diferencia.
Y quizás, ese sea hoy uno de los trabajos más urgentes: pensar sin domesticar, escuchar sin traducirlo todo, alojar sin exigir asimilación