08/05/2023
Existen ciertas anomalías muy comunes en los pies que es importante tratar de forma rápida y eficaz mediante la intervención de un podólogo especializado, especialmente para que el problema sea corregido cuanto antes y no se agrave:
Uno de estos casos son las infecciones producidas por hongos, como la onicomicosis, una infección en la uña que será necesaria tratar mediante tratamientos tópicos, terapia láser o tratamiento farmacológico. También el denominado pie de atleta o tinea pedis, una infección fúngica común que nos produce descamación y sequedad en el pie. A veces esta infección puede afectar sobre la zona interdigital, es decir, entre los dedos, produciendo además bastante sensación de picor.
Otro problema bastante común son las uñas encarnadas, cuando la propia uña se incrusta en la piel. Se trata de uno de los problemas más dolorosos, que además, puede provocar una infección, y si no se trata de forma adecuada, la intervención puede ser mucho más complicada. Además, las personas diabéticas deben tener especial cuidado con este tipo de problema, pues precisamente la falta de sensibilidad en extremidades puede hacer que no sientan el dolor y el problema siga incrementándose.
Los callos y durezas son uno de los problemas más frecuentes, están producidos por un exceso de roce o de presión localizado en una zona concreta y generalmente producido por el uso de un calzado inadecuado, una mala postura al caminar, etc. Cuando aparecen durezas o callos, es recomendable acudir al podólogo y no recurrir a métodos ortodoxos que, además de que no conseguirán curarnos por completo, pueden incluso agrandar el daño. De nuevo, las personas que sufren diabetes o las que toman algún tipo de anticoagulante oral son las tienen que tener un especial cuidado en caso de aparecer este tipo de problema en sus pies.
Los famosos juanetes son una deformidad en el dedo que va en aumento y puede llegar a ser dolorosa. Aunque su causa más frecuente es hereditaria, también puede estar producida por reumatismos, inflamatorios, malos hábitos de calzado, o por otras alteraciones estructurales del pie. Un adecuado tratamiento preventivo, un correcto mantenimiento en manos de un experto y un calzado apropiado según el tipo de pie y el tipo de pisada, pueden conseguir evitar la intervención quirúrgica, aunque en algunos casos será necesaria.
Uno de los problemas que más visitas al podólogo suele causar es la bromhidrosis, es decir, el mal olor en los pies, normalmente producido cuando las glándulas segregan demasiada sudoración (hiperhidrosis) y al entrar en contacto con las bacterias de la dermis provocan este mal olor. Lo mejor en ese caso es acudir al profesional de podología para que evalué el problema de forma personalizada, aplicando el tratamiento más adecuado para el caso en particular.