
08/08/2025
Buscar la excelencia puede ser inspirador… hasta que deja de serlo.
El perfeccionismo no es solo querer hacer las cosas bien, es sentir que nada es suficiente, que siempre falta algo, que cualquier error es inaceptable. Y eso, con el tiempo, puede desgastar mucho más que motivar.
El perfeccionismo, lejos de ser una virtud inofensiva, está asociado a:
Aumento de ansiedad y depresión.
Estrés crónico y fatiga.
Problemas físicos como dolor de cabeza, tensión muscular o dolor crónico.
Mayor riesgo de aislamiento social y autoexigencia extrema.
En la era de las redes sociales, este patrón se intensifica, la comparación constante y la presión por mostrar una vida “perfecta” alimentan el miedo al fracaso y la autocrítica.
Si sentís que el perfeccionismo te está pasando facturas, lee estos tips que pueden ayudarte y obvio, también podes trabajarlo en terapia.
Practicá la autocompasión: habláte como lo harías con un amigo que se equivoca.
Cambiá el foco de “perfecto” a “suficientemente bueno”.
Reconocé tus logros, aunque sean pequeños.
Permitite cometer errores como parte natural del aprendizaje, y de la vida básicamente!
El verdadero crecimiento no está en hacerlo todo perfecto, sino en animarse a hacerlo imperfecto y seguir adelante.
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¿Sentís que la autoexigencia te ayuda o te limita?