01/10/2024
Las palabras de los padres influyen en la construcción psíquica y emocional de un niño. Muchas veces los padres no son conscientes del poder que las mismas tienen sobre sus hijos. Un padre debe enseñar a ponerle palabras a las emociones de un niño: "entiendo que estés angustiado, contame porque estás llorando y podemos ver cómo puedo ayudarte". A veces las define: "no se golpea a otro, comprendo que estás enojado, pero vamos a hablar sobre ello, porque eso lastima". Pero para ello los padres deberán aprender a hacer con su propia angustia, que muchas veces, cierra la posibilidad de comprender que hay más allá de un llanto o el enojo de un niño. El famoso "te doy todo pero no te enojes".
Pero no solo las palabras tienen esa dimensión de importancia. También es significativo el tiempo que uno pueda compartir con un niño, también los límites y la estructura cotidiana que uno arma para su crianza. Con respecto a esto último, podemos decir que los padres le brindan a un niño la dimensión del tiempo, del orden, de la espera o la paciencia. Por ejemplo acordar momentos para jugar con la tecnología, otros para hacer la tarea, enseñarles pequeños quehaceres como hacer su cama o levantar la mesa, que tengan un horario para ir a dormir, que comprendan que uno no puede darle todo lo que piden, etc.
Las palabras de desprecio repetitivas o la incapacidad para escuchar y ver a un niño, puede llevarlo a convertirse en una persona que no se valora, que no sabe cómo controlar sus impulsos, que todo el tiempo busca la perfección, etc.
No hay crianzas perfectas, pero: si hay amor y apoyo, si uno se hace tiempo para jugar con el niño y fomentar su imaginación, si un padre es capaz de poner límites, si proponemos estructuras y las podemos ir modificando si algo sucede, si un padre escucha y da la posibilidad de que un niño pueda decir, si le enseña que está bien equivocarse y se puede aprende de los errores; ya estamos orientados hacía un camino que prepare al otro para lo que la vida le depare.
Porque eso si, no se sabe sobre el futuro de un niño, solo se espera lo mejor desde el amor que uno tiene para dar. Recuerden, no hay padres o recetas de crianza perfectas.