24/11/2024
Profunda reflexión de Erich Fromm sobre el amor: "El amor no es principalmente una relación con una persona específica; es una actitud, una orientación de carácter... ”— desafía las nociones convencionales de amor como algo que está exclusivamente ligado a un individuo u objeto. Fromm, un psicólogo social, psicoanalista y filósofo alemán, exploró las complejidades del amor en su libro de 1956 The Art of Loving, donde argumentó que el amor no es una emoción pasiva, sino una práctica activa que requiere disciplina, madurez y comprensión. Sus pensamientos sobre el amor representan un cambio significativo de las opiniones románticas y orientadas a objetos de las relaciones que han dominado el pensamiento occidental durante siglos.
Nacido en 1900 en Frankfurt, Alemania, Fromm creció en una época de dramática agitación social y política. Vivió tanto las guerras mundiales como el ascenso de regímenes totalitarios, experiencias que moldearon su pensamiento sobre la naturaleza humana, la sociedad y el papel del amor. Miembro de la Escuela de Frankfurt, un grupo de intelectuales que criticaron la sociedad capitalista y el impacto de la industrialización moderna en la vida humana, Fromm centró gran parte de su trabajo en la alienación y aislamiento que observó en la sociedad contemporánea. En este contexto, sus ideas sobre el amor como necesidad humana fundamental adquirieron aún mayor significado.
En The Art of Loving, Fromm criticó la noción prevaleciente de que el amor es algo que simplemente sucede: un sentimiento pasivo que depende de encontrar a la persona adecuada. En cambio, propuso que el amor es un arte, algo que requiere conocimiento y esfuerzo. Él creía que muchas personas confunden el amor con apego o dependencia, confundiendo la posesividad o el enamoramiento con el amor verdadero. Fromm argumentó que el amor genuino no se trata de poseer a otra persona o centrar toda la energía emocional de uno en ella. Más bien, es un compromiso activo para alimentar el crecimiento y el bienestar de uno mismo y de los demás, extendiéndose más allá de la esfera romántica para abarcar el amor por la humanidad en su conjunto.
Históricamente, las ideas de Fromm fueron revolucionarias en desafiar creencias culturales profundamente arraigadas sobre el amor y las relaciones. La sociedad occidental, especialmente durante el siglo 20, había sido influenciada por ideales románticos que enfatizaban la búsqueda del "alma gemela" de uno y la noción de amor exclusivo y consumidor entre dos individuos. Fromm sostuvo que esta perspectiva no sólo era limitada, sino también potencialmente dañina. Sugirió que el amor, en su forma más verdadera, debe ser una actitud que impregna todos los aspectos de la vida, incluyendo nuestras interacciones con extraños, amigos y la sociedad en general. Amar a una sola persona siendo indiferente o incluso hostil con los demás, afirmó Fromm, no era amor verdadero sino una forma de egoísmo o egoísmo.
Las ideas de Fromm resonaron durante un período en el que el mundo estaba emergiendo de la devastación de la Segunda Guerra Mundial, y la Guerra Fría estaba aumentando las tensiones entre las naciones. En un mundo marcado por la división y el conflicto, Fromm pidió un enfoque más universal del amor, uno que promoviera la comprensión, la empatía y la conexión a través de las fronteras. Su creencia de que el amor era un "poder del alma" alineado con los movimientos filosóficos y espirituales de la época que buscaban fomentar la paz y la unidad global.
La crítica de Fromm a la cultura de consumo también se relaciona con su filosofía de amor. Veía a las sociedades capitalistas modernas como lugares donde la gente a menudo buscaba el amor de la misma manera que buscaban los bienes materiales, como objetos para adquirir y consumir. Esta mercancía del amor, argumentó, llevó a relaciones superficiales y fugaces, donde la gente estaba más preocupada por la propiedad y el placer que por el cuidado mutuo y el crecimiento. En contraste, la visión de amor de Fromm fue aquella que enfatizaba la autoconciencia, la responsabilidad y el compromiso.
En el mundo de hoy, las ideas de Fromm siguen siendo relevantes. En una era de rápidos avances tecnológicos, redes sociales y el creciente individualismo, su llamado al amor como una práctica activa y universal sirve como recordatorio de la importancia de la empatía, la compasión y la conexión. El verdadero amor, como Fromm lo entendió, no es un sentimiento pasivo, sino una elección consciente, una forma de ser que da forma a cómo nos relacionamos con el mundo y con el otro.