La expresión "psicoanálisis crítico" debiera resultar una redundancia. El psicoanálisis es crítico, o no es. En su siglo de existencia los avatares de su historia hacen imprescindible subrayar que tanto la obra de Freud como la de Einstein son hijas del criticismo. Éste es una tradición filosófica, íntimamente ligada a la historia de la ciencia y, aunque parezca extraño, a la del socialismo (Ernes
t Mach, Moritz Schlick, Karl Popper, Imre Lakatos). La tradición crítica parte de aplicar a Kant la misma crítica que él propugnó para la Razón pura y práctica. La necesidad de una constante crítica de la razón fue aplicada al conocimiento, a la realidad, a la empiria y a la política. La tradición crítica se desdibuja en la historia por su mismo axioma crítico: no hay autor en ella que siga dogmáticamente a su predecesor. No hay discípulo acrítico. El psicoanálisis, la teoría de la relatividad, lo provisorio de todo conocimiento científico, es decir, el falsacionismo, son algunos de los logros principales de la tradición crítica. Freud impregna su obra, consciente y deliberadamente, del criticismo y sus postulados, que son transmitidos al lector en forma implícita. Los supuestos filosóficos del criticismo son descuidados en la obra de Melanie Klein, e implícitamente debatidos en la obra de Lacan. Este debate con Freud es un generador de constantes confusiones en el lector de Lacan. Aplicar el criticismo a la clínica es una guía para elucidar y posicionarse respecto de dicho debate.