14/09/2021
«si hay mucha prisa en hacer algo, con bastante probabilidad ese algo no tiene la menor importancia para lo importante de la vida».
▫️Me encontré hace un tiempo con un interesante articulo – cuyo link estará al terminar el posteo – en el que se piensan estas actividades como el caminar, la lectura o, simplemente el estar en silencio, como practicas transgresoras.
¿Qué sería una práctica transgresora? aquella que desobedece y quebranta el discurso hegemónico, en este caso la de un mundo que privilegia la velocidad y la rentabilidad económica y tiende a minusvalorar todo lo demás.
▫️La urgencia del día a día es una invención capitalista que necesita producir y generar ¿Qué cosa? Lo que sea. Lo importante es que no haya pausa. Hay que producir, y producir cada vez más rápido. De ahí la idea tan actual de “no perder el tiempo” como si perder algo tan abstracto como el tiempo fuese posible de alguna forma.
La prisa es una invención de un capitalismo que necesita producir cada vez más y cada vez más aceleradamente, e inventar relatos del ser y el tener que azucen el deseo de que lo producido y ofertado sea canibalizado con voracidad consumista para que se agote cuanto antes, y proseguir así el bucle de la maquinaria, pero incrementando la velocidad en cada nueva rotación para a su vez aumentar progresivamente los márgenes. El proceso es inacabable, pero para que no pierda cadencia requiere explotación y deshumanización.
En este contexto, el detenerse es radicalmente una transgresión. En el detenerse no hay consumo. No hay sumisión ni un borramiento de la subjetividad. Por el contrario, el detenerse implica poder separarse de esta maquinaria sin límite que, invitando a un consumo infinito, nos termina consumiendo a nosotros.
Prácticas de transgresión: caminar, leer, estar en silencio. Por el filósofo José Miguel Valle
