25/02/2016
Los beneficios de animarse a la Psicoterapia de Grupo
Irving Yalom, terapeuta reconocido por su amplia trayectoria coordinando grupos, define la psicoterapia de grupo como la aplicación de técnicas psicoterapéuticas a un grupo de pacientes. En la terapia de grupo tanto la interacción paciente-paciente, como la interacción paciente-terapeuta se utilizan para efectuar los cambios buscados.
El grupo, así como la aplicación de las técnicas por parte del terapeuta sirve como instrumento de cambio y esto es lo que hace que esta forma de hacer psicoterapia se transforme en un recurso potente para lograr que los pacientes alcancen los objetivos terapéuticos deseados, y que la psicoterapia de grupo tenga un valor agregado por sobre la psicoterapia individual para determinados pacientes o para el logro de determinados objetivos.
Cuando un paciente ingresa a un grupo de terapia, se encuentra con otros, sus compañeros, sabemos que este encuentro ya de por sí puede resultar terapéutico. Compañeros con los cuáles si se anima, comenzará a compartir sus problemas, sus dificultades, sus temores, sus angustias y porque no también, las alegrías de ir viendo cómo en el proceso terapéutico van sintiéndose de a poco mejor, van recobrando bienestar, y van animándose a afrontar los desafíos de la etapa de la vida que cada uno de ellos esté transitando.
Algunos pacientes se muestran reticentes a la hora de ingresar a un grupo terapéutico, aún cuando explicamos que la psicoterapia de grupo sería el dispositivo más adecuado para su problemática. Esto en gran medida tiene que ver con los mitos que circulan en relación a este tipo de psicoterapia.
Se suele escuchar a los pacientes muchas veces decir..., “no sé si me voy a animar a contar lo que me pasa frente a otros que no conozco”, “pero si los demás también tienen problemas como me van a ayudar”, “me da miedo que no me beneficie y empeorar”, “cómo puedo confiar lo que me pasa a otros y quedarme tranquilo de que no lo van a contar en otro lugar”.. y así la lista podría continuar indefinidamente.
Por esto la preparación del paciente que ingresará a un grupo es sumamente importante, durante esta le explicamos cuáles son las ventajas de formar parte de un grupo terapéutico, orientándolo para desmitificar las ideas preconcebidas y muchas veces erróneas que se tienen sobre este dispositivo.
Para que un grupo funcione y pueda sostenerse en el tiempo, existen una serie de reglas que colaboran para que, con el paso de las sesiones, se establezca una cierta intimidad entre los miembros que permite que puedan acompañarse en el cumplimiento de los objetivos terapéuticos, algunas de ellas son, la confidencialidad, la puntualidad en el comienzo de las sesiones, la asistencia a las sesiones, ya que cuando alguien falta, el grupo siente la ausencia de ese integrante y esto puede afectar el rendimiento grupal.
A medida que los miembros del grupo se van conociendo, y comienzan a interrelacionarse, se va conformando una red entre ellos, en la que cada uno ocupa un lugar determinado, respecto de sus compañeros, y en relación al grupo, esto es lo que permite que el grupo se conforme y se establezca como grupo, que sostiene, contiene, a cada uno de sus integrantes, generándose de esta manera un clima de confianza, de cohesión, que da lugar a que cada uno pueda a su tiempo y con su propio ritmo despleglar su problemática, sus miedos, sus preocupaciones, sus intereses, sus proyectos, sus logros, todo lo que acontece en su vida cotidiana y compartirlo con el resto de los integrantes y con el terapeuta y así los temores iniciales de ingresar a un grupo terapéutico van quedando en el pasado.
Sabemos que ya el solo hecho de animarse a compartir algo de la propia vida en el grupo genera una sensación de alivio, y mucho más cuando los pacientes descubren que a los otros a veces les suceden cosas parecidas, sienten parecido o piensan parecido respecto de algunas situaciones o acontecimientos.
También las diferencias que aparecen entre los integrantes ayudan a comprender que no solo se aprende de las semejanzas sino que las diferentes miradas forman parte del camino que es necesario recorrer para alcanzar el cambio buscado, lo distinto, lo diferente, nos saca de ese estado conocido, y es lo que nos permite interrogarnos, preguntarnos, y en el mejor de los casos flexibilizarnos, transformarnos…ahora bien, esto no podría suceder sin el grupo, que nos brinda un espacio de confianza donde explorar, probar, ensayar, errar, volver a probar, un grupo que contiene, que por momentos confronta, sin juzgar y respetuosamente, un grupo que acompaña, y que sabe que el cambio de uno es cambio para todos…
Durante el proceso grupal, cada paciente va descubriendo que en el encuentro con el otro, se encuentra consigo mismo, tomando palabras de Horacio Serebrinsky, “… en el grupo cada uno tiene la posibilidad mágica de comenzar a aceptarse a uno mismo, de crecer y de transformarse a partir del encuentro vital con el otro” .. Se refuerza la esperanza y la autoestima entre los miembros cuando se sienten comprendidos, capaces de ayudar al otro, aprender de los otros y ser, a su vez, objetos de imitación. El ayudar a otra persona provoca conductas activas y permite salir del soliloquio personal en el que los propios padecimientos son sobrevalorados y las capacidades para sobrellevarlos son minimizadas. El observar los cambios en otras personas que tienen problemas similares o no, motiva el propio proceso de cambio que es favorecido por el aprendizaje vicario.
La capacidad de poder empatizar con los estados afectivos de otras personas dentro de un grupo cohesivo, donde los miembros se aceptan y apoyan mutuamente, permite explorar las propias emociones en un encuentro con un otro que modela una nueva manera de relacionarse en su vida fuera del grupo… (Horacio Serebrinsky, 2012)
Podemos decir entonces para concluir, que la Psicoterapia de Grupo:
- Favorece la socialización,
- Facilita la expresión emocional,
- Aumenta la esperanza en la consecución de los cambios,
- Permite aprender de las semejanzas y diferencias con otros,
- Alivia el malestar al permitir descubrir que todos sufrimos de diferentes maneras,
- Fortalece la autoestima,
- Flexibiliza roles habituales aprendidos en nuestras familias de origen,
- Mejora las interacciones personales.
Ps. Marina Trejo