
26/06/2025
Acompañamos y adherimos a la campaña y compartimos la siguiente reflexión realizada por Alberto Trimboli, de la Asociación Argentina de Salud Mental.
¿Como es posible que hoy se continúe con el mensaje estigmatizante contra las personas consumidoras de dr**as, asociando consumo con narcotráfico?
Cada 26 de junio, “El Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas” da un mensaje equivocado a la sociedad.
En contraposicion, existe la campaña "Acompañe. No castigue", una campaña de defensa global para crear conciencia sobre los daños causados por la criminalización de las personas que usan dr**as.
La campaña se creó en 2013, en reconocimiento de la necesidad de cambiar las leyes y políticas públicas que impiden el acceso a las intervenciones de reducción de daños, y promover el acceso a la salud y el respeto de los derechos humanos de las personas que usan dr**as.
Sabemos que las leyes deben ser herramientas para la ampliación de derechos y no para establecer el control social sobre algunos colectivos. Todavía, para el Estado Argentino, una persona que consume sustancias prohibidas es un delincuente.
Las adicciones deben formar parte de las políticas públicas estatales de salud sin ningún tipo de diferenciación con otros padecimientos orgánicos o mentales. Las intervenciones deben ser intersectoriales e interdisciplinarias y deben respetar los estándares de atención avalados a nivel internacional.
Hoy no existe ningun criterio cientifico ni lógico, para que las personas que necesitan atención, sea ambulatoria o internación, deban recurrir a dispositivos diferenciados del resto de los padecimientos.
Las personas con problematicas de consumo y sus familias suelen ser víctimas del rechazo sistemático del sistema de salud. La frase que más escuchan cuando recurren a un hospital es “acá no se atienden adicciones”. A partir de ese momento comienzan un recorrido casi sin fin, obligándolas a tener que recurrir, muchas veces, a “programas” ofrecidos por instituciones que funcionan fuera del sistema de salud, y que muchas veces no cumplen con los más mínimos criterios terapéuticos y principios éticos.
A pesar de que hay sectores que consideran que las adicciones son problemáticas separadas de salud mental, es claro que los problemas de consumo se producen por padecimientos mentales previos.
Este tipo de afirmaciones se producen porque en el imaginario social (de los miembros de la comunidad profesional, de muchos funcionarios de gobierno, y de la sociedad en general) existe la certeza de que las personas que usan dr**as son criminales, violentos y marginales, y por eso no merecen el mismo trato que el resto de la sociedad. Pero hay otro grupo que solo esconde intereses económicos.
Trabajemos para lograr llevar adelante abordajes comunitarios y territoriales éticos, con perspectiva de derechos, interdisciplinarios, y, fundamentalmente, con internaciones en hospitales generales, fuera de instituciones que tengan como abordaje principal el encierro y no implementen prácticas aceptadas por la comunidad científica internacional.
Acompañe, no castigue.