31/07/2025
Los padres, muchas veces, sin darnos cuenta, no mandamos el mensaje de que una determinada conducta es inadecuada, sino de que el hijo o la hija son los inadecuados o problemáticos. De las cosas más dolorosas que un hijo puede experimentar es sentir como sus padres le retiran su amor si no es como "tiene que ser".
Si tenemos la verdadera intención de corregir a un hijo y no de castigarlo, debemos ser siempre suaves con la persona y no por eso dejar de ser duros con la conducta, la firmeza sin emoción es más poderosa que los gritos y el enojo.
Nuestros hijos no esperan padres perfectos sino padres que los quieran sin condiciones, no por como son sino por quienes son; padres conscientes de sus propias cargas y con el valor de hacer algo diferente, padres con presencia y conexión emocional. Corregir a un hijo no es hacerlo sentir rechazado, es decirle con hechos "te amo demasiado como para dejarte actuar como quieras".