
09/07/2025
Yo también lo viví.
Pensé que era amor porque había promesas, porque teníamos planes, porque “no era tan malo”.
Hasta que empecé a llorar más de lo que reía.
Hasta que dejé de ser yo para que él estuviera bien.
En el 2017 me divorcié.
Después de años en una relación donde me perdí intentando sostener lo insostenible.
Me acostumbré a justificar lo que dolía, a callarme para no generar conflictos, a ser funcional mientras me apagaba por dentro.
Y cuando todo se rompió, sentí que era yo la que estaba fallada.
Pero no era yo.
Era un amor que dolía más de lo que sanaba.
Y tuve que tener el coraje de soltar, aún con miedo, aún con amor, aún con heridas.
Divorciarme fue una muerte simbólica… pero también fue mi renacimiento.
No te contaron que el amor también puede doler si no viene con respeto.
Y no te culpes… muchas veces confundimos costumbre con amor.
Si estás ahí, rota, apagada, anulada…
Acá estoy.
No para juzgarte.
Sino para recordarte que sí se puede salir.