
27/04/2024
Cuando quiero que me abraces. Cuando te extraño tanto que no puedo respirar. Cuando quiero tirarme al suelo a llorar a gritos o me falta el aire, o cuando sólo quiero morir de tristeza…, respiro, respiro conscientemente y salgo a caminar.
Comprendí que respirando los árboles, pisando las hojas que ya comienzan a colorear, o mirando como corre el agua del rio, ¡tan a prisa, tan viva, tan llena de ti! Encuentro algo de calma.
Cuando te extraño tanto..., fueron tantos años, tantas horas, tantos minutos, segundos compartidos sin pausa; ahí respiro hondo el aire frío de las mañanas sureñas. Observo esas nubes naturales que son gorditas y risueñas. Las copas de todos estos árboles, los que me acompañan en este quieto y silencioso rincón, estos árboles que siempre me observan, como si fuera yo observándome a mí misma. Siempre meciéndose en un presente perfecto, en un presente eterno que se auto-crea casi infinitamente.
Sí, en todo ello te veo. Oigo como rezongan los picaflores reclamando por comida, también te extrañan.
Cuando quiero morir de pena por ya no tenerte cogido a mi mano, te siento latiendo en todo lo bello y siento paz, sólo algo de paz, incluso, algo de alegría.