02/07/2025
Si no eliges conscientemente evolucionar,
la vida, por amor, te mostrará una y otra vez
lo que sigues escondiendo, evitando, negando.
Porque aquello que no se sana, se repite.
No por castigo… sino por compasión.
La existencia te ama tanto
que no se rendirá contigo.
Te ofrecerá las mismas lecciones, con distintas máscaras, hasta que despiertes a tu verdad más profunda.
Cambiar no es sólo “hacer algo diferente”.
Es recordar quién eres antes del dolor, antes del trauma, antes de haberte olvidado de ti.
Es desprogramarte, soltar capas de creencias heredadas,
mirar cara a cara a tus sombras sin juzgarte,
y decidir conscientemente elegir desde el amor y no desde el miedo.
Cambiar es morir simbólicamente.
Es permitir que una parte de ti se caiga,
como las hojas secas en otoño,
para que nazca algo más auténtico,
más alineado, más luminoso.
Y sí, cambiar duele.
Pero más duele vivir en piloto automático,
repitiendo los mismos ciclos,
con el mismo vacío en el pecho y la misma pregunta sin respuesta.
Cada vez que eliges enfrentarte a ti mismo,
rompes un patrón ancestral.
Sanar no sólo te libera a ti,
libera a tu linaje, a tus hijos,
y a todas las versiones futuras de tu alma.
La vida no se repite porque seas débil.
Se repite porque eres poderoso.
Porque tienes la capacidad de transformarla toda
desde la raíz.
Hoy no se trata de culparte.
Se trata de hacerte consciente.
De asumir tu poder con humildad y amor.
Y de entender que todo lo que se repite,
no es un castigo…
es un llamado sagrado a elegir diferente.
Elige despertar.
Elige tu alma.
Elige romper el ciclo,
y honrar la evolución que viniste a encarnar.