
29/06/2025
Reflexión: Cuando siento, ¿pienso? Cuando pienso, ¿construyo o destruyo?
En el entramado íntimo de una relación de pareja, pocas cosas son tan poderosas y al mismo tiempo tan peligrosas como nuestras emociones.
A menudo no vemos al otro tal como es, sino tal como lo sentimos. Y esto, aunque profundamente humano, puede nublar la forma en que interpretamos, reaccionamos y construimos el vínculo.
Desde mi visión en la psicoterapia cognitiva-constructivista, entiendo que no reaccionamos directamente a los hechos, sino a la interpretación que construimos de ellos. Nuestra mente, influida por experiencias pasadas, creencias profundas y emociones del momento, actúa como un filtro que da forma a la realidad. Así, el "me está ignorando" puede ser solo una interpretación emocional basada en una inseguridad antigua, y no un reflejo real del otro.
El razonamiento emocional - esa tendencia a pensar “si me siento herido, es porque me están hiriendo”- puede volverse una trampa silenciosa. Nos hace creer que nuestras emociones son pruebas irrefutables de lo que sucede afuera, cuando en realidad son mensajes de lo que sucede dentro. No se trata de invalidar lo que sentimos, sino de preguntarnos:
¿Estoy interpretando o estoy comprendiendo?
En el amor, construimos significados constantemente. Pero si no somos conscientes de cómo nuestros filtros cognitivos y emocionales influyen en esas construcciones, corremos el riesgo de edificar sobre distorsiones, sobre heridas sin revisar, sobre expectativas no verbalizadas.
A veces, el verdadero acto de amor no es exigir que el otro cambie, sino detenernos a observar lo que nuestras reacciones nos están mostrando de nosotros mismos.
¿Estoy buscando validación o conexión?
¿Estoy interpretando abandono donde hay cansancio?
¿Estoy exigiendo lo que no sé pedir?
¿Estoy escuchando para comprender o para defenderme?
El camino no es dejar de sentir, sino aprender a dialogar con lo que sentimos. Y en ese diálogo interno, que a veces duele pero también libera, podemos empezar a construir relaciones más conscientes, más justas, más nuestras.
Porque solo cuando me responsabilizo de lo que construyo con mi mente y con mi emoción, dejo de ser víctima de lo que siento y me convierto en autor de lo que comparto.