11/07/2025
📌 Desde el punto de vista dermatológico, ninguna de las dos opciones extremas (agua helada o caliente) es la ideal para lavar el rostro. Lo más recomendable es usar agua tibia. Pero te explico por qué y qué efectos tiene cada temperatura:
💧 Agua caliente:
Lo que hace: Abre los poros, elimina aceites naturales y puede dar una sensación de limpieza profunda.
Problemas:
🛑 Puede resecar la piel al eliminar el sebo protector.
🛑 Irrita pieles sensibles, con rosácea o acné.
🛑 Favorece la inflamación y enrojecimiento si se usa constantemente.
🔴 Conclusión: No es recomendable, especialmente si tienes piel seca, sensible o inflamatoria.
❄️ Agua fría o helada:
Lo que hace: Refresca, reduce la inflamación temporal y da una sensación de “despertar”.
Beneficios reales:
Puede ayudar a reducir la hinchazón matutina (especialmente en ojos).
🛑 No elimina en profundidad el exceso de grasa o suciedad.
🛑 No “cierra” los poros como se cree (los poros no se abren o cierran con temperatura, solo se dilatan o contraen ligeramente).
🟡 Conclusión: Útil ocasionalmente para descongestionar, pero no limpia a fondo.
✅ Lo ideal: Agua tibia
Equilibra: No irrita como la caliente, ni es insuficiente como la fría.
Facilita: Ayuda a disolver la suciedad, el exceso de sebo y restos de productos sin alterar la barrera cutánea.
Complemento: Siempre usa un limpiador suave, adecuado para tu tipo de piel.
🔍 Consejo final:
Lava tu rostro por la mañana con agua tibia y un limpiador dermatológico suave. Si te gusta la sensación del agua fría para “despertar”, puedes terminar con una pasada rápida al final, pero no como método principal de limpieza.
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