
14/07/2025
Sí, sí y sí. No me cansaré de repetirlo, porque es es cierto, y tiene una explicación que me encanta. Esto se lo debemos en gran parte a un fenómeno llamado "feedback facial", que ha sido estudiado por investigadores como Paul Ekman, el famoso psicólogo detrás del estudio de las emociones y las microexpresiones faciales. Él descubrió que cuando sonríes (incluso forzadamente), envías señales directas a tu cerebro, específicamente al sistema límbico, encargado de regular tus emociones.
Pero no solo eso. Hay un estudio clásico de 1988 realizado por Fritz Strack, un psicólogo alemán, donde pidió a personas sujetar un bolígrafo entre los dientes (lo que simula una sonrisa) y observó que estas personas evaluaban cosas más positivamente que aquellas que mantenían una expresión neutral o triste. Es decir, tu cuerpo engaña a tu mente para que sientas algo más cercano a la felicidad.
Además, sonreír activa la liberación de dopamina y endorfinas, las hormonas responsables de hacerte sentir bien. Así que, aunque no tengas ganas de sonreír, hacerlo puede ser un hack biológico instantáneo para cambiar tu estado de ánimo.
Entonces, ¿podríamos usar la sonrisa como una herramienta diaria para sentirnos mejor? Exacto. No estoy diciendo que sonreír resuelva todos tus problemas (porque claro que hay situaciones que requieren más que una sonrisa), pero sí es una herramienta poderosa. Si te sientes abrumado o simplemente apagado, prueba sonreír frente al espejo durante 30 segundos. No necesitas creértelo al inicio; tu cerebro hará el resto. Es como darle un pequeño reset a tu sistema emocional.
😁