03/08/2022
🌾Ataques de pánico, ansiedades, fobias. 🌾
Si estás experimentando síntomas extraños que nadie parece poder explicar, podrían deberse a una reacción traumática a un evento que tal vez ni siquiera recuerdes.
Muchas personas tienen síntomas de trauma que pasan desapercibidos. Por ejemplo, del 10 al 15% de todos los adultos sufren ataques de pánico, ansiedad inexplicable o fobias. Hasta el 75% de las personas que van al médico tienen dolencias etiquetadas como “psicosomáticas” porque no se les puede encontrar una explicación física. Mi trabajo me lleva a creer que muchas de estas personas tienen historias traumáticas que contribuyen a sus síntomas. La depresión y la ansiedad suelen tener antecedentes traumáticos, al igual que las enfermedades mentales.
Hoy en día, la mayoría de las personas son conscientes de que el abuso sexual, físico y emocional, así como la exposición a la violencia o al peligro, pueden alterar profundamente la vida de una persona. Lo que la mayoría de la gente no sabe es que muchas situaciones aparentemente benignas también pueden ser traumáticas. Las consecuencias del trauma pueden ser generalizadas y estar ocultas. A lo largo de mi carrera he encontrado una extraordinaria variedad de síntomas -problemas de conducta y psicosomáticos, falta de vitalidad, etc.- relacionados con eventos bastante comunes. Los sucesos comunes pueden producir secuelas traumáticas que son tan debilitantes como las experimentadas por los veteranos de guerra o los sobrevivientes de abuso infantil.
Los efectos traumáticos no siempre son evidentes inmediatamente después de los incidentes que los causaron. Los síntomas pueden permanecer latentes, acumulándose durante años o incluso décadas. Luego, durante un período estresante o como resultado de otro incidente, pueden aparecer sin previo aviso.
Algunos ejemplos de antecedentes traumáticos comunes son:
• Trauma fetal (intrauterino)
• Trauma de nacimiento
• Pérdida de un padre o familiar cercano
• Enfermedades, fiebres altas, intoxicaciones accidentales
• Lesiones físicas, incluidas caídas y accidentes
• Abuso emocional y abandono
• Ser testigo de situaciones violentas
• Ciertos procedimientos médicos y dentales
• Cirugías, particularmente amigdalectomías con éter; operaciones por problemas de oído y por el llamado "ojo perezoso"
• Anestesia
• Inmovilización prolongada; yeso y entablillado de piernas o torsos de niños pequeños por diversas razones (pies torcidos, escoliosis)
Los síntomas traumáticos no son causados por el evento "desencadenante" en sí. Provienen del residuo de energía congelada que no ha sido resuelta y descargada; este residuo queda atrapado en el sistema nervioso donde puede causar estragos en nuestro cuerpo y espíritu. Los síntomas alarmantes, debilitantes y, a menudo extraños del PTSD se desarrollan cuando no podemos completar el proceso de entrar, atravesar y salir del estado de "inmovilidad" o "congelación" (freeze), que ocurre en la reacción traumática.
La psicología tradicionalmente aborda el trauma a través de sus efectos sobre la mente. Esto es, en el mejor de los casos, sólo la mitad de la historia. Sin el cuerpo y la mente accedidos juntos como una unidad, no seremos capaces de comprender o sanar profundamente el trauma. La sensopercepción (sensación corporal, felt-sense), y no la emoción intensa, es la clave para curar el trauma.
El trauma es un hecho de la vida. Sin embargo, no tiene que ser una condena. El trauma no solo se puede curar, sino que, con la orientación y el apoyo adecuados, puede ser transformador. El trauma tiene el potencial de ser una de las fuerzas más importantes para el despertar y la evolución psicológica, social y espiritual.
Dr. Peter Levine
Waking the Tiger (traducido)
