30/05/2023
¿Por qué comer sano?
La comida sana es aquella que aporta los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para funcionar correctamente y prevenir enfermedades. Comer sano no significa renunciar al sabor ni a la variedad, sino elegir los alimentos más adecuados para cada momento y cada persona.
Los beneficios de comer sano son muchos y variados. Algunos de ellos son:
Obtener energía: los alimentos nos proporcionan las calorías que necesitamos para realizar nuestras actividades diarias. Sin embargo, no todas las calorías son iguales. Los alimentos integrales, las frutas, las verduras y las legumbres nos dan energía de calidad, que se libera de forma gradual y nos mantiene saciados por más tiempo. Los alimentos procesados, las grasas saturadas y los azúcares libres nos dan energía vacía, que se absorbe rápidamente y nos genera picos de glucosa e insulina, lo que favorece el almacenamiento de grasa y el aumento de peso.
Proteger el corazón: una alimentación sana ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de muerte en el mundo. Para cuidar el corazón, se recomienda limitar el consumo de sal, que aumenta la presión arterial; evitar el exceso de grasas saturadas y trans, que elevan el colesterol malo; e incluir alimentos ricos en grasas insaturadas, como el aceite de oliva, los frutos secos, el pescado azul y el aguacate, que mejoran el colesterol bueno y reducen la inflamación.
Mejorar el cerebro: la alimentación también influye en nuestro rendimiento cognitivo, nuestra memoria y nuestro estado de ánimo. Algunos nutrientes que son esenciales para el cerebro son los ácidos grasos omega-3, que se encuentran en el pescado azul, las semillas de chía y las nueces; las vitaminas del grupo B, que se hallan en los cereales integrales, las legumbres y los huevos; y los antioxidantes, que se obtienen de las frutas y verduras de colores variados.
Reducir el estrés: el estrés es una reacción natural del organismo ante situaciones que percibimos como amenazantes o desafiantes. Sin embargo, cuando el estrés se prolonga en el tiempo o es muy intenso, puede afectar negativamente a nuestra salud física y mental. La alimentación puede ayudarnos a combatir el estrés de varias formas: evitando los estimulantes como el café, el alcohol o el tabaco; consumiendo alimentos ricos en triptófano, un aminoácido que favorece la producción de serotonina, la hormona de la felicidad; y practicando una alimentación consciente, que consiste en prestar atención a lo que comemos, cómo lo comemos y cómo nos sentimos al hacerlo.
Fortalecer los huesos: los huesos son los pilares de nuestro cuerpo y nos permiten movernos y sostenernos. Para mantenerlos fuertes y sanos, necesitamos consumir suficiente calcio, un mineral que se encuentra principalmente en los lácteos y sus derivados, pero también en otros alimentos como las almendras, las semillas de sésamo o las verduras de hoja verde. Además del calcio, también es importante la vitamina D, que facilita su absorción y se sintetiza con la exposición al sol.
Mejorar el sistema inmune: el sistema inmune es nuestra defensa natural contra las infecciones y las enfermedades. Para que funcione correctamente, necesita una alimentación equilibrada y variada que le aporte todos los nutrientes esenciales. Algunos alimentos que pueden potenciar nuestro sistema inmune son: los cítricos, ricos en vitamina C; el ajo y la cebolla, con propiedades antibióticas; el yogur natural, con probióticos que mejoran la flora intestinal; o el jengibre y la cúrcuma, con efecto antiinflamatorio.
Como ves, comer sano tiene muchos beneficios para tu salud y tu bienestar. No se trata de seguir una dieta estricta o aburrida, sino de disfrutar de los alimentos naturales y frescos que nos ofrece la naturaleza. Recuerda también acompañar tu alimentación sana con una hidratación adecuada y una actividad física regular. Así podrás vivir más y mejor.