22/06/2025
AMO LA DISCIPLINA
Para mí no hay medias tintas: la puntualidad es llegar 15 minutos antes, la limpieza es usar vinagre y bicarbonato de sodio ¡en todo!, la verdad no depende de la debilidad mental de quien la escuche, el obeso es obeso, el negro es negro, el perezoso es perezoso, el débil es débil.
Soy sin compasión, sin excusas patéticas, sin solucionar las consecuencias de irresponsabilidades ajenas, sin títulos sociales que buscan que suelte a mi yo superior, sin falsas lágrimas de una feminidad mal entendida, sin miedo a decir las cosas sin arandelas, sin temor al fracaso, sin miedo a la soledad, sin negación de mi profundo amor a Dios y a la Santísima Virgen del Carmen, con este legado precioso que me dejó mi madre respecto a que los valores son más importantes que el dinero...
No siento empatía por quienes se quejan o se victimizan, de hecho, me causan bastante molestia. Mucho menos empatía siento por esos que invaden la privacidad o toman lo ajeno como propio porque son incapaces de lograr el éxito por sí mismos o solucionar sus necesidades básicas sin pretender que otros lo hagan por ellos.
Y sí, he estado trabajando en mí, en la espiritualidad que me acerca a Dios... pero es que mi Dios, el de La Biblia, no es débil, no tiene excusas, no valida la pereza. ¡Es más!, léanla y verán que es un ser muy exigente respecto a cumplir las leyes y las normas para que el mundo funcione de manera correcta.
Definitivamente, sin disciplina nada soy porque no soporto la vida plagada de quienes siempre tienen un problema para cada solcuión y siempre buscan culpables de sus propios fracasos.