
17/08/2025
Hoy en las 20 millas casi me rindo. A los 6 km sentí un dolor fuerte en el pie, como si tuviera una pelota que subía y bajaba en la planta del pie derecho. Me dije: “si apenas voy por aquí y me faltan más de 25 km… esto es imposible”.
Pero aflojé el paso, respiré y decidí correr lo que pudiera, sin exigirme tanto. Y en ese momento cambié el enfoque: empecé a fijarme en lo bonito, en la gente que animaba, en el sol saliendo, en la suerte de poder estar ahí corriendo. Poco a poco el dolor quedó atrás. Y lo que parecía un día perdido terminó siendo todo lo contrario: los últimos kilómetros fueron los más fuertes y los más felices.
La carrera es como la vida: las crisis parecen eternas, pero no lo son. Lo importante es no salirse, seguir avanzando, tener paciencia… y confiar en que lo bueno llega.