
31/07/2025
Este clásico queso blanco, originario de Grecia y hecho tradicionalmente con leche de oveja o cabra, no solo resalta por su sabor, sino por su perfil nutricional.
¿Qué lo hace interesante desde la nutrición clínica?
✅ Alto en proteínas de alta biodisponibilidad: Aporta aprox. 4g de proteína por cada 28g.
✅ Rico en calcio, fósforo y vitaminas del complejo B: Favorece la salud ósea, muscular y neurológica.
✅ Menor contenido en grasa y calorías que otros quesos maduros: es más ligero y fácil de digerir en porciones adecuadas.
✅ Fermentado: Puede aportar beneficios a la microbiota si se consume en su versión más artesanal.
Pero… si también tiene sus “peros”.
• Alto contenido de sodio: Una porción puede aportar más del 15-20% del sodio recomendado al día. No ideal en pacientes hipertensos o con retención de líquidos.
• No apto para intolerantes a la lactosa en algunas versiones comerciales: Aunque los quesos de cabra/oveja tienen menos lactosa, no todos los tipos son bien tolerados.
Puede ser un gran aliado en una alimentación funcional y balanceada si se incluye de forma estratégica.
No todo lo “light” es mejor, y no todo lo “salado” es malo. La clave está en el contexto y la personalización.