22/08/2025
EL FUEGO PLANETARIO : LO QUE LOS INCENDIOS NOS ESTÁN MOSTRANDO
| Un mensaje de Florián de Lorch
https://youtu.be/fJbnzylgwPU?si=1z_Y6lC5XCb2WVqe&t=368
Los incendios no son episodios aislados ni un mero problema ambiental; son un proceso mayor. El fuego es uno de los cuatro elementos primordiales. Ningún otro elemento expresa con tanta claridad la transformación inmediata. Allí donde surge, os recuerda que nada en la materia es fijo, que la vida está hecha de cambios, que lo que creíais poseer puede desvanecerse en un instante.
Este artículo incluye guía resolutiva
Mirar cada incendio planetario como una llamada, un recordatorio de que es tiempo de reconciliación con el fuego. Se trata de aprender a canalizarlo. No se trata de temerlo, sino de honrarlo. El fuego quiere ser aliado, no verdugo. Y para ello, tenéis que atender tres niveles: el de la acción física, el de la conciencia colectiva y el del espíritu.
En el nivel físico, es evidente que la humanidad necesita cambiar su relación con los bosques, con los campos, con el agua y con la tierra. La prevención no es un lujo, es un deber. Donde hay abandono, la chispa se convierte en devastación. Donde hay cuidado, limpieza, organización comunitaria, el fuego pierde fuerza. Sed responsables: no dejéis que la tarea recaiga solo en brigadas exhaustas ni en héroes momentáneos; haced de la protección del planeta un acto cotidiano. Cada árbol cuidado, cada fuente protegida, cada comunidad vigilante es ya un rezo en acción.
En el nivel de la conciencia colectiva, preguntaos : ¿Qué emociones colectivas, qué memorias no resueltas, qué tensiones políticas, qué desequilibrios sociales están alimentando este fuego? Mientras no se atiendan, el fuego volverá una y otra vez. No es suficiente luchar contra las llamas exteriores si no aprendéis a reconciliar las llamas interiores. La Tierra os está pidiendo unidad, cooperación más allá de fronteras, humildad para reconocer que sois una sola familia planetaria. El fuego no distingue idiomas, razas ni naciones: y en ello os iguala.
Aprended a mirar el fuego como símbolo de vuestra transformación interior. Cuando lo contempléis, preguntad: ¿qué parte de mí necesita arder para que otra parte renazca? ¿Qué en mí está seco, olvidado, cargado, que debe ser transmutado? El fuego os ofrece la posibilidad de soltar lo viejo y de encender la llama del corazón.
Guía resolutiva
En vuestra vida cotidiana, haced tres cosas simples:
— Honrad el fuego que dais por sentado. Cuando encendáis una llama, sea en una vela, en un hogar o en una cocina, hacedlo con respeto. Reconoced que ese fuego es el mismo que arde en los bosques. Agradeced su calor y su luz. Ese gesto transforma vuestra relación con el elemento.
— Aprended a escuchar vuestro fuego interior. No reprimáis la ira, no temáis la pasión, no ocultéis el entusiasmo. Canalizadlos. Convertid la ira en fuerza justa, la pasión en creatividad, el entusiasmo en servicio. Quien conoce su fuego interno no necesita que la Tierra lo exprese afuera en forma de destrucción.
— Compartid la visión de que sois guardianes, no dueños, de la Tierra. No digáis “mi tierra” como posesión, sino “nuestra tierra” como responsabilidad compartida. Mientras penséis en términos de propiedad, seguiréis descuidando. Cuando penséis en términos de custodia, comenzaréis a cuidar.
+ Cada vez que escuchéis de un incendio, tomad un vaso de agua, sostenedlo en vuestras manos y bendecidlo con amor. Decid en voz alta: “Que esta agua apacigüe las llamas visibles e invisibles de mi tierra”. Luego bebed la mitad y derramad la otra en la tierra. Ese gesto conecta vuestro cuerpo con el alma de Gaia y envía una señal de reconciliación. No subestiméis la fuerza de estos actos: el fuego obedece al corazón tanto como a la chispa.
Tomad cada incendio como un llamado personal. No lo miréis como algo lejano que ocurre en tal o cual lugar. Todo incendio en el planeta es un incendio de la humanidad. Todo bosque que arde es un pulmón vuestro que se reduce. Todo valle calcinado es una parte de vuestro propio cuerpo que os grita. El planeta no es escenario; es organismo vivo, y vosotros sois parte de él. Entendedlo como espejo. Los incendios os muestran en lenguaje claro lo que sucede en vuestro interior. Un corazón humano que no conoce su fuego interior, lo reprime o lo teme, acaba explotando en violencia o en destrucción. Una humanidad que no conoce su fuego espiritual, que lo olvida o lo trivializa, acaba provocando incendios externos.
Tiempos de purificación global. Recordatorio de que vuestra forma de vivir debe transformarse.