23/05/2017
HACIA UN PENSAMIENTO LIBRE Y AUTÓNOMO
Este fin de semana, hablando con una persona sabia, de estas con mente abierta, gusto por la lectura y que aprecian escuchar , salió en la conversación una frase de un amigo suyo, de la que me reconoció no saber su origen , es decir, si realmente era del amigo o acoplada a su repertorio pero de procedencia externa, la cual me ha hecho pensar, “somos dueños de nuestras palabras pero no de nuestros pensamientos”. ¿Hasta qué punto aquello en lo que pensamos es de cosecha propia, o es ajeno a nosotros y lo hemos asumido y encajado en nuestros esquemas mentales considerándolo como nuestro?
Me inclino a pensar en lo segundo.
Considero que a la mayoría de nosotros nos da miedo pensar por nuestra cuenta y ser diferentes, así, vamos formando juicios que no se salen de la norma, sin detenernos a pensar en si éstos son propios, son de otros o nos los han impuesto. Adoptamos ideas para que nuestro pensamiento sea convergente y no divergente, para no ser rechazados, para no equivocarnos….pero realmente en lo que estamos cayendo es en perder una de nuestras libertades , la de pensar, y el por qué, pues me temo que por miedo.
Por miedo a ser diferentes, a no encajar, a ser rechazados y criticados, y ante todo, por miedo a equivocarnos. Uno no puede equivocarse si toma una decisión basándose en el juicio de otro, ¿verdad?. Evitamos la responsabilidad que conlleva tomar de decisiones, cometer nuestros propios errores y responsabilizarnos de ellos.
Pero esta libertad no sólo se refiere a cuestionar y analizar el pensamiento de los demás hasta llegar a nuestras propias conclusiones, sino a cuestionar también y a olvidarnos de nuestros propios prejuicios.
Pues bien, este aprendizaje a pensar de manera autónoma ha de iniciarse desde pequeños, la cuestión a abordar es el cómo.
Se ha de trabajar fundamentalmente a dos niveles, el cognitivo y el personal.
A nivel cognitivo, hemos de presentar al niño problemas para que encuentre su solución, a la cual sólo llegará con una reestructuración de sus esquemas mentales, y por supuesto, asumiendo el riesgo a equivocarse. No debemos ofrecerles verdades absolutas, sino desafíos, que les obliguen a observar, a cuestionar, a reflexionar y a buscar soluciones por si mismos, lo que les dará mayor seguridad y reducirá progresivamente su miedo a cometer errores.
A nivel personal, motivémosles, ofrezcámosles apoyo y un ambiente en el que se sientan seguros pensando con libertad , evitando caer en la crítica de los errores, y por el contrario premiando cada vez que cuestionen , reflexionen, pongan en tela de juicio y emitan sus verdaderas ideas.
Se trata de potenciar en los pequeños el desarrollo de una seguridad en sí mismos para que no duden en ser libres a la hora de pensar, y por qué no, también de equivocarse.
Volviendo a la frase del comienzo, no puedo dejar de escribir sin mencionar otra, ya más conocida por todos, “somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras", atribuida a Gandhi, aunque quién sabe... (ahí también hay un debate). Pero, ¿no somos también esclavos de nuestros silencios?. Me temo que sí. Enseñemos a los niños a expresar sus emociones, sus sentimientos… De todos modos, esto ya es otra cuestión. Lo dejamos para una próxima vez….
#¿empezamos? #