27/10/2025
Uno de los mayores apegos del ego es la idea de que controla su vida. Creemos que “yo decido”, “yo manejo mi destino”, “yo soy responsable de todo lo que ocurre”. Esta creencia genera miedo, ansiedad y frustración, porque tarde o temprano la vida nos muestra que no está bajo nuestro control.
Pero, y si el control personal es una ilusión y todo sucede de manera espontánea: pensamientos, emociones, acciones, decisiones. ¿Acaso decides qué pensamiento aparecerá en tu mente dentro de un minuto? ¿Decides sentir alegría o tristeza? Todo surge sin que haya un hacedor detrás.
Cuando se comprende esto, no aparece pasividad ni resignación, sino libertad. La vida sigue fluyendo, los movimientos siguen ocurriendo, pero ya no están cargados de la tensión de un yo que se cree responsable de todo. En esa relajación, el cuerpo se abre, la mente se aquieta y el corazón confía.
Dejar de controlar no es perder algo, es soltar un peso enorme. Descubres que la vida sabe fluir mejor de lo que tu mente jamás podría planear. Y en esa rendición natural, la libertad brilla.
MLBC💜