16/04/2023
Si en cualquier centro de tratamiento de nos asomáramos a la sala donde esperan los familiares de las personas adictas mientras están en terapia, o si echáramos un vistazo a las sesiones de de familia de estos centros, con toda seguridad habrá algo que siempre encontraremos: y ese algo son las madres. También habrá padres, por supuesto, pero hoy nos vamos a centrar en ellas. Madres enfadadas con su familiar porque tan solo hace unos días que el problema de ha dado la cara, y aún están en el proceso de digerirlo. Madres con miedo, porque es la primera vez que entran en un mundo que les es absolutamente desconocido y extraño. Madres que quieren saber, conocer, entender el por qué y cómo su hija o hijo han caído en la adicción. Madres llenas de culpabilidad “¿qué he hecho mal para que mi hijo o mi hija haya entrado en este mundo?”. Madres llenas de rabia y frustración ante una primera recaída, cuando su familiar ya llevaba un tiempo sin consumir y en la familia se habían hecho ilusiones de pasar página. Madres angustiadas por la economía familiar, intentando dar con la solución que permita a la familia seguir pagando el tratamiento y la terapia. Madres solas porque su marido aún está demasiado enfadado, frustrado o desilusionado como para acompañar a la persona adicta. Madres incapaces de abandonar al hijo o hija adicta aunque le haya engañado, robado o manipulado para poder seguir consumiendo. Madres coadictas cuya felicidad consideran supeditada a que su hijo o hija vuelva también a sentirse feliz y libre de su adicción…
Hoy, en Adiccionario, Elvira Rivas, de , Fundación Erguete, nos habla de la palabra Madre.
Gracias a y en especial a (Santiago Romero) por su colaboración
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