22/07/2018
EL CEREBRO DE MUJER QUE TRIUNFO DESPUES DE MU**TA.
Alice Chenoweth Day conocida por su seudónimo “Helen Hamilton Gardene”, fue maestra, escritora , y activista feminista, que estudio anatomía y antropología para rebatir las teorías de William Alexander Hammond, cirujano jefe del ejercito de estados unidos y uno de los fundadores de la Asociación Neurológica Americana, quien asociaba la inteligencia al tamaño del cerebro.
La revista Popular Science Monthy publico una carta de Helen Hamilton Gardene, en la que con agudeza decía, “lo importante es la proporción entre el peso corporal y el peso del cerebro, ya que de no ser así, un elefante sería mucho mas inteligente que cualquier persona, y una ballena que posee un cerebro gigantesco, debería ser un genio”
Como era de esperar, William Alexander Hammond, se burlo de ella, desatándose una batalla, entre los que defendían la superioridad biológica de los hombres, los que para argumentar su teoría sexista, le perdieron por completo el respeto a los datos, mientras que Helen Hamilton Gardene argumentaba con rigor e incluso le propuso a Hammond, la posibilidad de determinar el s**o de veinte cerebros que ella le proporcionaría, provenientes de las colecciones de diversos anatomistas de distintos hospitales, en los que ella había trabajado, pero Hammond no aceptó el desafío.
Helen Hamilton Gardene en 1897 convencida de su teoría, decidió donar su cerebro, a la colección de cerebros de Cornel, animada también por su fundador Burt Wilder quien le pidió que sea «representante de los cerebros de las mujeres que han usado su intelecto para el bienestar público».
En 1925 Tras la muerte de Helen Hamilton Gardene, su cerebro fue extraído, conservado en formol y enviado a Cornell para su estudio.
Tras su muerte Helen Hamilton Gardene se salió con la suya, cuando se demostró que el tamaño del cerebro era proporcional al peso corporal, y fue gracias a su propio cerebro, el que fue noticia en el periódico universitario de de Cornell Daily Sun el 29 de septiembre de 1927, donde se publico “la estructura del cerebro de la señora Gardener es prueba suficiente de que el cerebro de una mujer no tiene porque ser inferior al de un hombre de su misma categoría”. Su cerebro pesaba lo mismo que el de Burt Wilder.