Espacio Clínico Lacanalitico se conforma a partir de la inconformidad manifiesta de un grupo de colegas, los cuales advierten que en la actualidad el psicoanálisis no solo está en un grave aprieto por esa resistencia histórica del mundo frente a este pensamiento insolente e insumiso que desafía a cualquier postulado normativo. En el núcleo de su crisis se observa también el lugar relevante que ocupa esa otra resistencia, más bien autoinmune, que emerge y opera en las propias instituciones psicoanalíticas, que tienden a obcecarse en un recurrir automático a la doctrina de sus conceptos, sin cuestionamientos, lo que conlleva indefectiblemente a un deslizamiento hacia una posición dogmática. Teniendo en cuenta esa doble resistencia que desactiva la fuerza subversiva propia del psicoanálisis y ante el hermetismo en el que cae con facilidad un discurso que no se sabe incompleto, se manifestó entre colegas, la incómoda necesidad de escucharnos. Incómoda por que no es nada fácil autorizarse a compartir la practica clínica, la de cada uno, por fuera del entramado institucional. Eso suele generar molestias... Y fue así entonces que decidimos molestarnos y a pesar de que algunos se hayan molestado, desde hace unos años comenzamos a generar encuentros, con el propósito de compartir el estudio de casos acompañándolos con lecturas no solo de Freud y Lacan, sino también de algunos psicoanalistas contemporáneos, que por razones de pertenencia a tal o cual escuela eran ignorados y en algunas ocasiones, vetados por el solo hecho de no pertenecer. Después de un cierto recorrido acordamos invitar a nuestros encuentros a psicoanalistas con una amplia trayectoria con el propósito de conversar y por que no, discutir sobre la dirección de la cura en esos casos que dejaban al descubierto la dificultad que plantea nuestra práctica si se aliena a un dogma. Con la llegada del confinamiento mundial producto de la pandemia y a raíz de que las distancias se ven acortadas gracias a la virtualidad de la red, fuimos acercándonos a colegas de otras latitudes que apelan al concepto crítico, que interrogan nuestros postulados, haciéndolos avanzar y no se encierran en una compulsión repetitiva de sloganes, aforismos que funcionan como mantras y que conllevan, en muchos casos, al malentendido, fundamentalmente en lo que respecta a la posición del analista. El escritor argentino Juan Jose Saer, quien vivía entre Francia y Argentina decía lo siguiente: “Viniendo del extranjero uno ve la fascinación de ciertos intelectuales por los productos de la cultura europea. Aquí el dios puede ser Lacan o Lévi-Strauss, antes Sartre, antes Bergson, es decir, el pensador europeo es Dios, el intelectual argentino el medium y la clase media, su público, la tribu. Esta tendencia lleva a tomar obras como verdades reveladas ignorando que el pensamiento es esencialmente critico. Y la mejor forma de hacer avanzar la teoría es concebirla como incompleta y naturalmente perecedera”. Es por eso que desde Espacio Clínico Lacanalítico apostamos y damos lugar a esas otras voces del psicoanálisis, en especial y con cierto interés, por las hispanohablantes, pero teniendo siempre presente que la clausura de cualquier discurso trae consigo un anquilosamiento del saber que nos dirige irremediablemente a una hipertrofia peligrosa, la del discurso único.