29/09/2020
Disfunción del Tibial Posterior
El músculo tibial posterior se origina en la cara posterior de la tibia y peroné para dirigirse hacia abajo y hacia la parte interna del tobillo convirtiéndose en tendón. Este tendón se va a insertar principalmente en el escafoides tarsiano, pero también manda expansiones a la 1-2 cuña y a la base del 2º-3º y 4º metatarsiano.
Este tendón está cubierto por una vaina que le protege del roce contra el hueso y si no existiera esta protección se rompería.
La función de este músculo se puede diferenciar si estamos o no de pie:
En descarga. Lleva el pie hacia la inversión y flexión plantar, es decir lleva el pie hacia dentro.
En bipedestación o de pie. Es un tendón que va a sujetar el arco interno del pie, principalmente en el apoyo medio, es decir cuando todo el peso corporal esta encima del pie, por esta acción podemos decir que este músculo es antipronador o controlador de la pronación y encargado de absorber el impacto contra el suelo, por su contracción excéntrica.
Esta es una lesión que se da con mayor frecuencia de los que muchos se imaginan, una de las causas es el pie pronado o el pie plano, también se ve en corredores debido a su gran función de sostén del arco longitudinal interno o antipronador. En una carrera continua se le va a exigir un gran esfuerzo al tendón de forma repetida lo que va a ocasionar tenosinovitis (líquido dentro de la vaina) y tendinitis/ tendinosis (inflamación aguda o deterioro del colágeno del tendón).
La incidencia fuera del ámbito deportivo sería mayor en mujeres (3/1) a partir de 4ª década, con sobrepeso e historia de diabetes y trastornos circulatorios.
La disfunción del tendón del tibial posterior se clasifica en 4 fases o estadios:
1. Asintomático, predisposición patomecánica
2. Tendinitis. Ligera debilidad.
3. Tendinosis, rotura parcial del tendón, disfunción importante: hiperpronación y abducción.
4. Progresa rápidamente. Gran impotencia funcional con dolor y rigidez.
Habitualmente debuta con edema difuso, hiperalgesia, sensación de debilidad y pérdida gradual del arco longitudinal interno.
los casos leves o de rotura parcial el tratamiento conservador más la rehabilitación y la inmovilidad pueden ser de solución al tema, además de los ejercicios de fortalecimiento del tibial posterior.
Los casos cronicos y de rotuta total del tendón, la cirugía es la única solución al tema seguido de una rehabilitación para fortalecer el músculo tibial posterior una vez pasado el periodo de inmovilidad.