
04/05/2025
En España hoy, primer domingo del mes de mayo, celebramos el Día de la Madre: una celebración de la vida .
Hoy no es sólo un día para regalar flores o desayunos en la cama. El día de la Madre tiene raíces profundas que se hunden en antiguas tradiciones de la humanidad, muchas de ellas centradas en la matrística: esas culturas donde lo femenino, lo maternal y lo cíclico eran el centro de la vida comunitaria. En esas sociedades, la madre no era solo la que daba a luz, sino símbolo de creación, sabiduría y conexión con la tierra.
Con el tiempo, esa visión evolucionó y se transformó, muchas veces quedando relegada a una imagen más doméstica o comercial, Sin embargo el espíritu original perdura: honrar la fuerza que da origen, sostiene y transforma la vida.
Hoy quiero recordar no solo a nuestras madres directas, sino también a todas las madres de nuestro linaje, también las del lado paterno, porque de ellas heredamos mucho más que la sangre: heredamos resiliencia, historias y silencios que también nos constituyen .
Y en este homenaje a la vida, también reconozco lo masculino: la energía que acompaña, fecunda, protege y co-crea. Porque la vida florece en la danza entre lo femenino y lo masculino, en equilibrio y en respeto mutuo.
Celebrar a las madres es, en el fondo, celebrar la vida misma. Es celebrar el amor que nutre, la presencia que guía y el legado que continúa.
Y, por supuesto, quiero felicitar y dedicar un agradecimiento muy especial a mi mamá, que con su amor, su ternura y su coraje me ha enseñado a crecer, soñar y ser fuerte.
Feliz Día Mamá!
Gracias por la vida Mamá!