01/02/2024
"HISTORIA IN MEMORIAM"
CORONEL ENRIQUE ALONSO MARCILI «VIRULO»
General Adolfo Coloma.
Hermandad Nacional de CaballerosLegionarios
Te conocí, Enrique, en el verano de 1975, cuando viajé a Esmara por primera vez, acompañando en el helicóptero a nuestro coronel Timón, jefe del Tercio 3.º Sahariano, para ser testigos de la imposición de la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo por tu brillante intervención en el socorro de una patrulla de la Policía Territorial que había sido emboscada
cerca del puesto de Tifariti.
Me dejaste la impronta de tu sencillez, humanidad y oficio.
Ya no nos volveríamos a ver en el antiguo Sahara Español, porque tu operabas por la
inmensidad del desierto al este de Esmara, mientras que yo lo hacía por la franja costera, entre La Sebja de Tah y el puesto de Negritas, desde donde se divisaba perfectamente el antiguo puesto español de Tan-Tan donde aquel mítico meharista, el capitán Alonso Ayustante, tu padre, comenzó a construir viviendas con el techo abovedado Pero la vida se empeñó en entretejer nuestros destinos con el hilo conductor de La Legión.
Primero en Fuerteventura, donde los dos continuamos ligados al Tercio 3.º que ya no era «sahariano».
Allí terminamos tú y yo mandando respectivamente la 1.ª y la 6.ª compañía, separadas únicamente por el edificio de duchas que presidía el dios Vulcano, siendo tú algunos años mayor que yo, eras como mi hermano mayor, ese oficial veterano a quien te acercas para consultarle tus problemas de mando porque te infunde confianza.
Y pasamos en Fuerteventura quizás los años más felices de nuestras vidas viendo a nuestros hijos crecer.
A ti Cuca te había dado dos preciosas criaturas, María y «El Pistolo».
Yo con el tiempo te sobrepasé en eso.
Más adelante, cuando ascendiste a comandante y por continuar en La Legión os mudasteis a Melilla, al Tercio 1.º, mientras tanto yo me fui a la BOEL del Tercio 4.º, en Ronda y tras algunos años y vicisitudes nos volvimos a dar cita en este tercio, siendo tú ya teniente coronel y yo comandante, justo cuando comenzó el despliegue en Bosnia Herzegovina.
En la segunda rotación, eras tú el que desplegabas al mando del GT Colón, formando parte de la AGT Canarias, mientras que yo era destacado en ella como oficial de enlace del
Mando de UNPROFOR, el destino se empeñaba en unir de nuevo nuestros destinos, esta vez lejos de la patria, vistiendo uniformes mimetizados e intercalando el casco azul con el chapiri.
Tiempos recios en los que tuviste que ver desfilar a muchos de tus «virulos» como cariñosamente llamabas a los tuyos (teniente Muñoz Castellanos y Aguilar, legionarios
Jiménez Jurado y León), entre Mostar y Jablanika, por la fatídica Ruta del Neretva.
A mí me correspondió el deber de acompañar sus cuerpos ya sin vida, camino de Divulje, antes de ser repatriados, en verdad que pocos supieron como yo, cuanto dolor te causaron aquellas pérdidas.
Más adelante siendo tenientes coroneles los dos, fui tu interlocutor en el Cuartel General de la FAR cuando desplegaste nuevamente al frente del contingente español en Albania para la operación ALBA de ayuda a la minoría
albanesa de Kosovo.
Otro éxito más en tu carrera, que culminó, ya ves tú las ironías del destino, al frente del
Grupo de Regulares de Melilla 52.
Toda tu vida vistiendo de legionario y al final trocaste el verde legión por el garbanzo de
regulares, engrosando el elenco de los que, cariñosamente llamamos «Kiwis» (verdes por dentro, marrones por fuera).
Para mí la vida en activo se prolongó un poco más, como coronel del 1º Tercio y más adelante como jefe del MOE, en Alicante, donde la vida una vez más entrelazó nuestros
caminos, no fueron pocas las veces que fui a verte a la Vega Baja donde compartimos tardes enteras en ese entrañable «complejo legionario» del cabo Joachim Fieldelbraum, en Rojales.
¡Como ha pasado el tiempo, amigo! Pues nos encontramos ya en la reserva o retirados los dos, tú en Torrevieja y yo en Madrid, pero en un intento de prolongar nuestras vivencias
legionarias y también, de alguna manera, nuestros servicios a La legión, nos embarcamos en nuestras respectivas
Hermandades, tú al frente de la Hermandad de la Vega Baja y yo colaborando con la Nacional en Madrid.
Cuca ya andaba muy mermada de salud, pero jamás la oímos quejarse, al contrario, te daba a ti moral y buenos consejos cuando empezaste a tener problemas con «la patata» que te condujeron a una mesa de operaciones.
Se trataba de una operación a corazón abierto.
Tan abierto como la conversación que compartimos en tu habitación de hospital
la noche anterior a tu intervención, las manos de aquel buen doctor y tu humanidad resistieron la dura prueba, lo que no fue capaz de resistir tu corazón de oro, fue la perdida de
Cuca.
Y amigo, ahí empezaste a escribir tu canción sin que te temblase ni el pulso ni la voz: «Por ir a tu lado a verte, mi más leal compañera» Tardaste algo en escribirla, pero al final, la
doblaste, te la metiste en el bolsillo de tu camisa legionaria y así te dijimos adiós.
Querido amigo Quique, Querido «Virulo».
No has mu**to, solo te has ido un poco antes.
Y no lo estarás mientras haya otro «virulo» que te recuerde. Y somos legión los que así lo
hacemos.
Con mi mejor abrazo legionario.
General Adolfo Coloma.
5.º Tercio de la Legión – Tercio de la Nostalgia.
Descanse en Paz...
(Fuente: Revista la Legión)