
06/07/2025
Oh, le jeu de la barbotine 🎨
“Mi hijo toca todo”... y eso está bien 👣🧠
Muchos papás se desesperan cuando su hijo quiere meter las manos en la harina, tocar el arroz crudo o caminar descalzo sobre piedritas. Pero esa necesidad de tocar todo no es una “maña”… ¡es desarrollo puro!
🧠 1. La textura como alimento para el cerebro
Explorar diferentes superficies (suaves, ásperas, frías, pegajosas) activa el sistema sensorial, especialmente el táctil. Esto es fundamental para que el niño conozca su cuerpo, entienda el mundo y se adapte a los cambios. Si evitamos que toque, también estamos limitando su mapa interno.
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🖐️ 2. Coordinación y motricidad fina en cada contacto
Amasar, aplastar, rasgar, pinchar... esas acciones no solo son divertidas, también fortalecen los músculos de las manos y los ojos. Esto es clave para actividades escolares como escribir, recortar o abotonar.
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🥦 3. Texturas y alimentación: ¡sí están relacionadas!
Muchos niños rechazan alimentos “blanditos” o con grumos porque no han tenido suficientes experiencias sensoriales tempranas. Si jugaron con masas, semillas, cremas o agua con gelatina, su boca también se vuelve más tolerante a lo variado.
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🎒 4. Texturas que preparan para la escuela
Niños expuestos a materiales variados (tela, papel, cartón, tierra, espuma, etc.) llegan al aula con más confianza, flexibilidad mental y tolerancia a lo nuevo. No se frustran si algo “se siente raro” y exploran con más seguridad.
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💡 ¿Qué puedes hacer?
Crea bandejas sensoriales (arroz, lentejas, espuma de afeitar, plastilina casera).
Deja que juegue con la comida (sí, también cuenta).
Anímalo a caminar descalzo por pasto, arena o tapetes.
Evita frases como “¡eso es sucio!” y mejor usa: “¿cómo se siente eso?”
Tu hijo necesita ensuciarse, aplastar, aplastarse y explorar. Porque tocar es aprender, y aprender es jugar.
Aprende con MAFEkids 🥰