19/02/2024
Las palabras no son solo sonidos o letras; son ladrillos con los que edificamos nuestra realidad.
Muchas veces no somos conscientes de la fuerza que reside en nuestro lenguaje, una fuerza que tiene el poder de dar vida o destruir, de construir o desmoronar.
“La lengua tiene poder de vida y de muerte, y los que la aman comerán de su fruto.” - Proverbios 18:21
Como un espejo de nuestro mundo interior, nuestras palabras revelan y reflejan lo que habita en lo profundo de nuestra psique. La mente subconsciente escucha atentamente, respondiendo a las palabras y emociones que emitimos, sembrando así las semillas de nuestra realidad futura.
Cada palabra pronunciada es un pacto con el universo. Por ello, al prestar atención a nuestro habla, disminuimos las quejas y damos paso a la gratitud.
Reflejando la sinceridad de nuestro corazón y la firmeza de nuestra voluntad, alineamos coherentemente nuestra intención con nuestro lenguaje y nuestras acciones. Así trazamos el camino más seguro hacia la materialización de nuestras visiones.
Recordemos las enseñanzas de sabios como Neville Goddard y Joseph Murphy: no es la mera repetición de afirmaciones lo que nos transforma, sino la integridad de nuestro ser vibrando en cada palabra, la intención y acción.
Abrazar la coherencia es abrir las puertas a una manifestación poderosa. Que nuestras palabras sean ecos de nuestras verdaderas intenciones y que cada paso que demos sea el testimonio de nuestra autenticidad.