20/06/2025
Tal vez el gran desafío es salirse de la identidad fija del “roto”…
¿Qué hacemos con nuestras partes rotas? ¿Podemos habitarlas sin que se conviertan en destino? ¿ nos damos la oportunidad de mirar lo que nos duele?
Reconocerse roto no es señal de debilidad, también puede ser un acto de coraje cuando habilitamos un espacio de elaboración sobre aquellas marcas o heridas que sin buscar, nos determinan.
También implica asumir las propias faltas, para no depositarla sin conciencia sobre otros. Trabajar sobre lo que nos hiere es también una forma de cuidar el vínculo, para no dañar desde nuestras zonas no elaboradas.
En el espacio terapéutico, a veces ocurre algo precioso cuando las personas en un espacio de cuidado, confianza e intimidad, se permiten mostrar sus heridas y nombrar lo que les duele , algo pasa, algo se modifica y posibilita otro modo de comprensión.
¿Podemos hacer algo distinto con lo que nos rompió? ¿qué nace cuando, en vez de ocultar nuestras fallas, nos animamos a mirarlas y trabajarlas juntos?
Si te resuena este post dale ❤️ guarda, comparte, comenta
Sofía Villar
Créditos