13/10/2025
𝗗𝗢𝗧𝗔𝗖𝗜𝗢𝗡 𝗦𝗘𝗚𝗨𝗥𝗔
México opera con una densidad de personal de enfermería por debajo del promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). La sobrecarga se traduce en riesgos para la calidad y seguridad del paciente, mientras crece el debate sobre ratios y dotación basada en carga de trabajo.
𝗖𝗢𝗡𝗧𝗘𝗫𝗧𝗢 𝗬 𝗔𝗡𝗧𝗘𝗖𝗘𝗗𝗘𝗡𝗧𝗘𝗦
En México hay 2.9 enfermeras en ejercicio por cada 1,000 habitantes y apenas 1.0 cama hospitalaria por 1,000 habitantes, de acuerdo con Health at a Glance 2023. La brecha con la media de la OCDE (9.2 enfermeras y 4.3 camas) presiona a los servicios hospitalarios—en especial en la zona centro—y reabre la pregunta clave: ¿cuántas enfermeras por cama garantizan atención segura?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) monitorea la densidad de personal de enfermería y obstetricia como indicador de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La estimación global más reciente sitúa la densidad mundial en 37.7 profesionales por 10,000 habitantes (2022), con marcadas asimetrías regionales. La OMS, sin embargo, no fija un “número mágico” universal de enfermeras por paciente/cama: recomienda estimaciones situacionales basadas en necesidades y carga real de trabajo.
El Consejo Internacional de Enfermeras (CIE, por sus siglas en español; ICN en inglés) subraya que la dotación segura debe apoyarse en datos robustos y en el juicio profesional de las enfermeras responsables. “Existe evidencia sustancial y creciente que demuestra la relación entre la dotación de enfermeras y los resultados de los pacientes” sostiene su posición institucional.
𝗣𝗔𝗡𝗢𝗥𝗔𝗠𝗔 𝗔𝗖𝗧𝗨𝗔𝗟
Disponibilidad de recursos en México. La ficha país de la OCDE confirma para 2021: 2.9 enfermeras/1,000 hab. y 1.0 cama/1,000 hab.; son niveles sistemáticamente inferiores al promedio de países pares.
Relación enfermera–cama (definición). La Secretaría de Salud usa el indicador “enfermeras por cama censable” (recursos humanos/infraestructura) en sus listados de indicadores hospitalarios, aunque la publicación de series nacionales comparables es irregular.
Efectos clínicos de la sobrecarga. La literatura internacional y la posición del CIE vinculan menor dotación con más eventos adversos, “missed care” y mayor mortalidad; recomiendan sistemas que ajusten la plantilla en tiempo real según la acuidad.
Evidencia local. Un estudio en México reporta asociación entre el índice paciente–enfermera y infecciones asociadas a la atención de la salud (IAAS); la prevalencia nacional de IAAS ronda el 5% en hospitales, lo que vuelve crítico el dimensionamiento de turnos.
𝗜𝗠𝗣𝗟𝗜𝗖𝗔𝗖𝗜𝗢𝗡𝗘𝗦
Algunos países optan por ratios mínimos legales. En California (EE. UU.), desde 2005 la razón en hospitalización médico-quirúrgica es 1:5 y en UCI 1:2: “Commencing January 1, 2005, the licensed nurse-to-patient ratio … shall be 1:5 or fewer at all times.” La norma detalla múltiples unidades y sirve como referencia, pero su transferibilidad depende del modelo de atención y de la mezcla de competencias en cada sistema.
Para hospitales del Centro de México, donde hay alta rotación de camas y demanda concentrada, la sobrecarga se traduce en: mayor riesgo de IAAS, deterioro de la experiencia del paciente y burnout del personal. La recomendación técnica—tanto de OMS como de CIE—es migrar hacia dotación basada en carga de trabajo con ajustes intraturno, tableros de acuidad y publicación periódica de indicadores como enfermeras por cama censable y horas de enfermería por paciente-día.
Qué falta: datos abiertos, oportunos y estandarizados por entidad y tipo de unidad; reportes públicos del indicador enfermeras por cama en hospitales estatales y privados; y evaluaciones de impacto de reformas laborales.
¿𝗣𝗢𝗥 𝗤𝗨𝗘 𝗜𝗠𝗣𝗢𝗥𝗧𝗔?
Una dotación segura reduce eventos adversos, mejora la satisfacción y retiene talento. El CIE advierte que sustituir enfermeras profesionales por perfiles menos cualificados empeora resultados y no necesariamente ahorra costos. Para el centro del país, con grandes polos urbanos, el costo de la inacción se paga en reingresos, estancias prolongadas y rotación.
La pregunta “¿cuántas enfermeras por cama?” no admite una cifra única. En la zona centro de México, la respuesta pasa por medir mejor, ajustar en tiempo real y financiar dotaciones que reflejen la acuidad. Lo que sí está probado: más y mejor dotación de enfermería salva vidas y mejora la calidad—y es un requisito para sistemas hospitalarios sostenibles.