07/08/2025
Tomado de las redes
Jesús murió a los 33 años.
Tu columna tiene 33 vértebras.
No es casualidad que los mismos años que marcaron la plenitud de su entrega, también estén grabados en tu espina.
Tienes 12 costillas a cada lado, como los 12 apóstoles, las 12 tribus, las 12 puertas del cielo.
Dios construyó su diseño en tus huesos.
Tu cuerpo es un templo donde el cielo habita.
Tu nervio vago, en forma de cruz, conecta cerebro, corazón e intestino.
Se activa cuando oras, cuando respiras profundo, cuando perdonas.
Calma tus tormentas.
Es como si Cristo viviera dentro, sanando desde adentro.
Jesús resucitó al tercer día.
La ciencia dice que al tercer día de ayuno, tu cuerpo comienza a regenerarse.
Mueren células viejas. Nacen nuevas.
Tu cuerpo se resucita a sí mismo.
Eso no es casualidad.
Eso es diseño divino.
Tu corazón late con electricidad.
Tu cerebro se ilumina cuando rezas.
Tus lágrimas cambian su composición según lo que sientes.
Tus huesos guardan memoria.
Tu cuerpo adora, lo sepas o no.
Fuiste creada/o con temor y maravilla.
Eres una profecía con piel.
Polvo y divinidad, alma y cuerpo.
Dios no solo te creó: se talló a sí mismo en ti.
No mires lejos para encontrarlo.
Solo mira hacia dentro.
Siempre ha estado ahí.
Y si anhelas una palabra viva, una oración que abrace, un camino para servir a los demás y traer luz donde hay sombra...
Camina conmigo.
Camina con Cristo.
Porque al final, todo se trata de Él.
De Jesús ❤️
Créditos a quien corresponda