01/02/2024
🐛🦋La Resiliencia, más allá de ser una palabra con un significado alentador y casi poético, desde un punto de vista fisiológico, es un conjunto de sustancias hormonales y neurotransmisoras.
Existen dos tipos de receptores para el estrés, hay uno que se activa antes, con pequeñas cantidades de cortisol, y que estimula a su vez al hipocampo para que incremente la huella de los recuerdos.
El otro se activa más tarde y cuando hay mayor nivel de cortisol en sangre. Este hecho, el que se estimule en mayor grado este segundo receptor, afecta a la calidad de nuestra memoria. Las personas menos resilientes presentan mayor nivel de cortisol en su organismo y por tanto, reaccionan este tipo de receptores.
A principios del 2016, la revista “Nature” publicó un interesante estudio sobre la neurobiología de la resiliencia. En él se explica que esta capacidad se vincula a una serie de áreas cerebrales muy concretas: la neocorteza cerebral; y, a nivel subcortical, el complejo amigdalino, el hipocampo y el locus cerúleo.
Asimismo, lo más fascinante y llamativo es sin duda la actividad a nivel hormonal y de neurotransmisores, que favorece o dificulta nuestra capacidad para ser resilientes.
La dehidroepiandrosterona (DHEA) tiene la capacidad de regular el impacto del cortisol en nuestro cerebro. Las personas que tienen un déficit en este tipo de hormona serán por tanto menos resilientes.
Sin embargo, la resiliencia es una herramienta que se puede desarrollar también a través de la psicoterapia, ser resiliente es un proceso largo que requerirá mucho aprendizaje de nosotros mismos.