25/06/2025
Nadie nace sabiendo amar.
Nadie nace sabiendo perder.
Nadie nace con un yo.
Nadie nace perfecto (Y además… es sano renunciar a la exigencia de tener que serlo).
Freud y Lacan destacan a lo largo de su obra que, para el ser humano, enfrentarse a la sexualidad y a la muerte siempre es una incógnita. Se puede lograr con el tiempo un cierto saber-hacer con eso. Pero nunca de forma directa, ni mucho menos prestablecida.
Por eso cada encuentro sexual es único. Y la sexualidad siempre es progresiva. Porque no tenemos ese manual instintivo que, en el mundo animal no hablante, funciona como brújula indiscutible.
Desde el psicoanálisis, cuando hablamos de sexualidad no nos referimos simplemente al coito. Hablamos de los más diversos modos de satisfacción pulsional en tanto no existe una única, universal y cerrada forma de satisfacción.
Y con la muerte sucede algo parecido. No solo nadie tiene experiencia directa de lo que es morirse. Tampoco hay una explicación definitiva.
La muerte es un problema que los animales no hablantes, probablemente no enfrentan como problema al que se detengan a investigar. No le buscan sentido. Pero nosotros sí.
Por eso, cada cultura, en cada época de la historia, fue creando sus propios rituales, narrativas y formas de hacer con la muerte.
La frase de Clarice me parece muy linda porque resume todo esto:
La fragilidad del ser humano con la que llega a un mundo ya constituido, con reglas, símbolos y sentidos que nos preceden. Y la incertidumbre inevitable a la que nos enfrentamos cuando decidimos actuar, cuando ponemos en juego nuestro deseo, cuando nos arriesgamos, sin garantías certeras de lo que pueda pasar.
Y quizás lo más importante: la humildad de dejar caer la ilusión de que nuestro yo lo tiene todo claro, de que tiene el control, de que todo lo sabe.
Dejar caer, como decía Lacan, la ignorancia del yo, para poder aprender más allá de lo que queremos ver.
Como dice Lacan: “Si creen tener un yo bien adaptado, razonable, que sabe navegar, reconocer lo que debe y lo que no debe hacer, tener en cuenta las realidades, sólo queda apartarlos de aquí” (Seminario 3).