22/05/2025
Érase una vez en un no-tiempo, en algún lugar del vasto silencio del Himalaya—no en los libros de historia, sino en la memoria misma de la Tierra—se sentaba un yogui salvaje.
No era un gurú. No era un dios. No era un sacerdote.
Solo un ser tan quieto, tan inmenso, y tan absolutamente extasiado que hasta las montañas parpadeaban confundidas.
¿Su nombre? Shiva.
O como lo llaman los yoguis: Adiyogi, el primer yogui.
Ahora imagínalo: este ser de piel azul sentado bajo el cielo abierto, con los ojos cerrados, el cuerpo inmóvil, pero con una explosión de energía sucediendo por dentro.
Su cabello era un caos. Su aliento, trueno. Su silencio, más ruidoso que el universo.
Miles llegaron, pensando:
“¡Ah! ¡Un ser divino! ¡Debe enseñarnos los secretos del cosmos!”
Pero después de unos días viéndolo hacer… absolutamente nada, se aburrieron.
“Quizá está en huelga de hambre…” Y así, uno por uno, se fueron.
Excepto por siete locos.
Sí. Siete almas tercas, locas y demasiado curiosas, que pensaron:
“Si él puede estar días enteros en éxtasis, yo también quiero eso.
Tal vez el loco no es él. Tal vez somos nosotros.”
Esos siete se convirtieron en los primeros buscadores.
Limpiaron sus mentes, afilaron su percepción como una hoja, y afinaron su energía como un sitar.
Durante 84 años esperaron. Solo preparándose.
Y entonces… una buena mañana, el viento cambió.
Los pájaros guardaron silencio.
Shiva abrió los ojos.
El universo contuvo el aliento.
Los miró y dijo:
“Ahora están listos.”
Y en ese instante, derramó en ellos toda la ciencia del ser—cómo moldear tu energía, tu cuerpo, tu mente, tu respiración y tu conciencia en una danza cósmica.
No les enseñó solo siete chakras—oh no, eso es para principiantes.
Les reveló el mapa completo del mecanismo humano: 114 chakras.
• 112 dentro del cuerpo
• 2 más allá del cuerpo
• 108 utilizables
• 6 como paneles de control
¿Los demás? Dormidos. Misteriosos. Esperando a un usuario avanzado…
Con ese conocimiento, esos siete se convirtieron en los Sapta Rishis—los padres fundadores de la ciencia del yoga.
Se dispersaron por la Tierra, plantando semillas de sabiduría en cada tierra y cada linaje.
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Y ahora… ¿Qué significa todo esto?
“Esto no es mitología. Esto es tu biología interna. Solo que muy avanzada.”
— Sadhguru
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Aquí va el resumen:
• Los chakras no son rueditas imaginarias que brillan en la oscuridad.
Son intersecciones poderosas de energía, como enrutadores cósmicos dentro de ti.
• La mayoría de los humanos solo usan unos pocos chakras activos.
Un poco de chakra raíz para sobrevivir. Un poco de corazón cuando nos enamoramos. Un destello de Ajna cuando decimos: “Tuve un presentimiento…”
• ¿Pero un yogui? ¿Un místico?
Ellos quieren los 108 encendidos. Porque cuando tu sistema está equilibrado e iluminado, no vives en el mundo: tú tejes el mundo.
• Los 7 chakras de siempre son solo paradas en la montaña.
Pero el mapa real tiene 114 estaciones de poder.
Cuando se activan:
• No solo piensas mejor.
• Ves dimensiones.
• Sientes el tiempo moverse a través de ti.
• Te ríes de la muerte.
Y lo más increíble:
Todo eso está dentro de ti.
El gran yogui no les dio nada “nuevo”.
Solo les mostró cómo sentarse con ello, alinearse con ello, y encenderlo.
“El yoga no se trata de doblar tu cuerpo. Se trata de doblar los límites de tu identidad.”
— Sadhguru
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Así que si Shiva lo hizo, si los Rishis lo hicieron…
Tal vez tú también puedas.