28/07/2025
ARGUMENTOS CONDUCTUALES: ¿POR QUÉ NO PUEDO DEJAR LA MA*****NA?
1. Refuerzo negativo inmediato: alivio del malestar.
Fumar ma*****na reduce momentáneamente la ansiedad, el insomnio, la culpa, el aburrimiento o el dolor físico.
Esto fortalece la conducta mediante refuerzo negativo: se elimina un estímulo aversivo (malestar), por lo tanto aumenta la probabilidad de volver a consumir.
2. Refuerzo positivo: acceso a sensaciones agradables.
La ma*****na puede generar placer, relajación, euforia, conexión social o sensaciones corporales placenteras.
Este es un claro refuerzo positivo contingente: el cuerpo aprende que al consumir, obtiene algo deseado → se repite.
3. Evita el contacto con eventos privados incómodos.
Desde ACT, muchas personas fuman para evitar pensamientos, emociones o recuerdos desagradables.
Es una forma de evitación experiencial sostenida, que refuerza patrones de desregulación emocional.
4. Asociación con contextos reforzadores.
El consumo suele estar asociado a música, amigos, series, comida rica, descanso o rituales.
Esos contextos se vuelven estímulos discriminativos que evocan la conducta (regla de tres: estímulo → respuesta → consecuencia).
5. Déficit de habilidades alternas.
Cuando fumar se vuelve la principal estrategia de autorregulación, no hay un repertorio de conductas alternativas funcionales (respirar, hablar, actuar en valores, tolerar el malestar).
La persona no consume por ignorancia o debilidad, sino por falta de entrenamiento en habilidades conductuales nuevas.
6. Extinción es incómoda.
Dejar de fumar activa el síndrome de abstinencia: irritabilidad, ansiedad, insomnio, falta de apetito.
Al extinguirse la conducta, los efectos aversivos aumentan. Esto reduce la probabilidad de mantener la abstinencia si no hay soporte ni reforzadores alternativos.
7. Reglas verbales disfuncionales.
“No pasa nada, es natural”, “no es adicción, yo puedo dejarlo cuando quiera”, “me relaja, no me hace daño”.
Estas son reglas verbales evitativas que justifican la conducta para evitar el malestar que implicaría confrontarla.
8. Modelo social y refuerzo comunitario.
En ciertos entornos, fumar ma*****na da pertenencia, identidad, estatus o incluso es visto como sinónimo de “libertad” o “conciencia expandida”.
Esto genera refuerzo social diferencial, que mantiene la conducta más allá del efecto farmacológico.
9. Condicionamiento operante y clásico.
Muchos estímulos neutros se vuelven condicionados: la noche, el sillón, cierto playlist, el encendedor.
Estos discriminativos condicionados activan el deseo o craving. No es “fuerza de voluntad”, es aprendizaje asociativo.
10. Desconocimiento o negación de efectos nocivos.
El sesgo de confirmación y el consumo de información sesgada (pseudociencia, influencers, marketing pro-cannabis) impide ver los riesgos reales.
Esto reduce la sensibilidad a consecuencias aversivas a largo plazo, lo que impide moldear la conducta con consecuencias naturales.
🚫 EFECTOS NOCIVOS DE LA MA*****NA
No todo es “plantita mágica”. Aquí algunos efectos nocivos comprobados por estudios longitudinales (NIH, NIDA, APA):
1. Deterioro de la memoria a corto y largo plazo
2. Alteraciones en la función ejecutiva (toma de decisiones, planificación)
3. Mayor riesgo de trastornos de ansiedad y depresión, especialmente con uso frecuente
4. Síntomas psicóticos en personas vulnerables genéticamente, desrealización (THC puede detonar esquizofrenia)
5. Síndrome amotivacional: apatía, pérdida de interés, lentitud cognitiva
6. Aumento de riesgo de accidentes por disminución de reflejos
7. Trastornos respiratorios (bronquitis crónica, irritación pulmonar)
8. Síndrome de hiperemesis cannábica (náuseas, vómito persistente)
9. Síndrome de abstinencia (irritabilidad, insomnio, cambios de apetito)
10. Aumento del riesgo de dependencia, especialmente en adolescentes y adultos jóvenes
No se trata de moralizar el consumo, sino de entender su función, su historia de reforzamiento y el contexto que lo mantiene. Las personas no dejan de fumar ma*****na “porque no quieren”, sino porque refuerza algo, evita algo, o simplemente no hay otra conducta disponible que genere consecuencias similares.
La solución no es castigar el consumo, sino entrenar habilidades nuevas, ampliar el repertorio, clarificar valores y construir contextos distintos que refuercen otra manera de vivir.
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