
14/03/2025
Aprovecho que es el día mundial del riñon para justificar mi publicación:
El EGO y el otro EGO
He querido publicar algo importante sobre el EGO, el examen general de o***a, una herramienta clave para prevenir y diagnosticar la enfermedad renal.
Pero hay otro EGO que me detiene: el YO, ese que sobre piensa demasiado, que se pierde en pensamientos de inseguridad. (Hazlo: ¿que tienes que perder? / * No lo hagas: serás la pena ajena personificada)
Aprovecho la plataforma de Dr. Hall para ser menos profesional y más real. Antes de ser especialista, me sentía más yo, más libre.
Ahora soy un médico especialista que debe seguir reglas para ser respetado o no ser rechazado, cuidar la ortografía, ser políticamente correcto, no incomodar con mis creencias ni con lo que pienso. (Es día de salirse del cuadrado: me siento encerrado). Es día de no tener vergüenza.
Siendo sincero siento que odio a los que se creen más por su grado académico, por la cantidad de dinero que tienen, por su aspecto físico, los que creen que ellos crearon su destino… y no le quito el merito al esfuerzo y dedicación, pero se necesita más que eso para poder cambiar la situación de una persona ligada a las carencias, se necesitan suerte, oportunidades, tiempo, buenos ejemplos/influencias, se necesita creer que es posible… en resumen me siento culpable de haber tenido la suerte y la vida que me tocó, cuando otros no las tienen, me siento enfermo por el deseo ser el número 1, por la envidia que frena mi progreso, por las ganas de ser reconocido, por no ser quien creí que sería, no me siento orgulloso… soy el reflejo de lo que odio, no es mi intención ser creído, yo también me odiaría si no fuera yo, pero me amo.
Nací en un pueblo donde, mi gente decía que, si estudiabas demasiado, te volvías loco y terminabas pidiendo coca y pan en la calle. Donde las lechuzas eran brujas, los fantasmas existían, los santos hacían milagros y Dios era de carne y hueso. Crecí en un mundo de fantasía, pero real porque lo creímos…aunque con el tiempo me di cuenta de que muchas de esas historias no tenían sentido… o al menos eso creía.
Después de años de estudio, de maestros y exámenes, empiezas a pensar que entiendes la realidad, el cuerpo, la mente, la medicina. La magia se pierde, el asombro se diluye y la ciencia se vuelve un cúmulo de datos aburridos, de conocimientos que tienes que aprender para aprobar y, después para poder cobrar.
Sé muchas cosas, pero hay más cosas que ignoro. Hay cosas más allá de mi entendimiento. Y aquí estoy, cuestionándome en qué creer, no quiero ser el charlatan… Y el pensamiento mágico me persigue. Me encuentro hablando solo, con una coca y un pan, pidiéndole a los santos que hagan milagros por mis pacientes, por mi gente. Deseando que Dios sea real, pidiéndole más vida y menos muerte.
Tal vez mi gente no decía cosas sin sentido. Tal vez solo tenemos diferentes enfoques de la vida que nos hacen experimentarla y nos hacen sentirnos diferentes o especiales, pero eventualmente llegamos a la misma conclusión. Tal vez creemos porque tenemos fé, porque tenemos esperanza, porque sabemos que hay algo por encima de nosotros, la cultura occidental nos tiene esperando milagros.
Sé que hay una línea delgada entre la cordura y la locura. Sé que debo cuidarme de no cruzarla… pero maldita curiosidad, y si cruzo la linea que? Estoy diciendo demasiado?, eso va a afectar la imagen pública del Dr. Hall. No quiero etiquetas, no quiero diagnósticos.
¿En qué creo?
Creo en mí, en lo que he vivido, en lo que me ha costado. Creo en seguir adelante, en mejorar. Y, sobre todo, creo en mis pacientes y en la confianza que depositan en mí.
Gracias por creer… al final, pasará lo que tenga que pasar, está escrito.