05/12/2025
¿POR QUÉ HACE DAÑO ROMPER UN TABÚ ALIMENTICIO?
En Ifá y en la religión yorùbá, cuando se pregunta por qué hace daño un tabú (ẹ̀ẹ̀wọ̀), solemos escuchar:
• “Porque es veneno”
• “Porque con eso se limpia o se salva”
• “Porque lo prohíbe el santo o el Odù”
Todo eso es cierto… pero no alcanza.
Si miramos sobre todo los tabúes alimenticios, el daño aparece en tres planos al mismo tiempo: espiritual, social y biológico.
1. ANIMALES: MENSAJEROS Y MAESTROS ESPIRITUALES.
En la cosmovisión yorùbá los animales no son solo “comida” y ¨sangre¨:
• Son mensajeros espirituales que cruzan el umbral de Ikú llevando nuestros pedidos a Olódùmarè y a gbogbo Òrìṣà por medio del sacrificio.
• Son también maestros espirituales: Olódùmarè los coloca totémicamente, uno o varios, en cada Odù para enseñarnos patrones de conducta libres de contaminación social, sin doble intención ni malas mañas humanas. A veces las claves de una cura o resolución esta en seguir el patrón de conducta de tal o más cual animal en nuestros Odù.
Cuando Ifá te marca un animal como tabú, ahí pasan dos cosas:
1. Ese animal es un canal de mensaje entre tú y la divinidad.
2. Ese animal encarna una lección de carácter que tú necesitas aprender.
Si lo matas o lo consumes, no solo rompes el canal espiritual:
te estás privando de aprender y evolucionar esa parte de ti mismo que ese animal venía a enseñarte.
2. “SOMOS LO QUE COMEMOS”: EL CUERPO SE VUELVE LO QUE INGIERE.
La ciencia hoy respalda algo que las tradiciones intuían: somos lo que comemos.
• Lo que ingerimos se convierte en nuestras células, hormonas, defensas, incluso en cómo funciona nuestro cerebro.
• La dieta modifica nuestra microbiota intestinal, que influye en inflamación, inmunidad, estado de ánimo y riesgo de muchas enfermedades.
• La nutrigenómica muestra que lo que nutre a una persona puede ser casi “veneno” para otra (intolerancia a la lactosa, enfermedad celíaca, favismo, etc.).
Traducido al lenguaje de Ifá:
lo que es tabú para tu cuerpo–destino puede ser perfectamente tolerado por otro.
Romper tu tabú alimenticio es forzar a tu organismo a procesar algo que, para ti, funciona como un tóxico.
3. NO SIEMPRE ES EL ANIMAL: ES LO QUE COME (Y DÓNDE VIVE).
A veces el problema no es el animal en sí, sino de qué se alimenta y qué patógenos carga:
• Ciertas carnes de res o cerdo mal cocidas pueden traer tenias (Taenia spp.), que en algunos casos llegan al cerebro y producen neurocisticercosis, con convulsiones y daño neurológico.
• El ìgbín / caracol gigante africano puede infectarse con el parásito Angiostrongylus cantonensis cuando entra en contacto con heces de ratas infestadas; si se come crudo o poco cocido, puede causar meningitis eosinofílica, con fuertes dolores de cabeza y posible daño permanente.
En contextos sin buen control sanitario, un tabú que prohíbe comer cierto animal, en cierto lugar o de cierta manera, se vuelve un escudo silencioso frente a infecciones graves, aunque nadie hable de “parásitos” ni de “zoonosis”.
4. EL DAÑO SOCIAL: CUANDO ROMPER EL TABÚ ENFERMA LA VIDA ENTERA.
La ruptura de un tabú alimenticio no solo afecta al cuerpo: también se vive como una enfermedad social, mental y espiritual.
Romperlo puede desencadenar:
• Movilización desfavorable del entorno: chismes, desconfianza, juicios.
• Rechazo social: pérdida de prestigio religioso, cuestionamiento de tu credibilidad espiritual.
• Ruptura de relaciones: distanciamiento de padrinos, ahijados, miembros de la comunidad, familia.
• Y, muchas veces, la propia consecuencia física (crisis de salud, descompensación, internación hospitalaria) refuerza la lectura comunitaria de que “rompió el tabú y eso le cayó arriba”.
Así, el daño se vuelve total: cuerpo enfermo, mente angustiada, vínculos rotos y camino espiritual trabado.
5. ENTONCES, ¿POR QUÉ HACE DAÑO EL TABÚ?.
Resumiendo: romper un tabú alimenticio hace daño porque el tabú no es un capricho, sino un mapa de protección para tu forma concreta de ser en el mundo:
• Protege tu biología (lo que tu cuerpo no puede manejar sin pagar un precio alto).
• Protege tu enseñanza espiritual (los animales como maestros y mensajeros que no debes transformar en simple “carne”).
• Protege tu tejido social (tu lugar en la comunidad y tu red de apoyo).
Cuando la tradición dice “es veneno” o “eso es del santo”, está resumiendo todo esto.
El tabú alimenticio no solo te prohíbe algo:
te recuerda quién eres, cómo debes cuidarte y qué parte de ti está en juego cada vez que comes.
Muchas veces el tabú no es solo prohibición absoluta, sino regulación: no siempre se trata de “esto nunca”, sino de “esto así, en tal momento, en tal cantidad o bajo cierta condición”. Ifá sabe que casi todo lo creado puede ser remedio o veneno según la dosis, el contexto y la persona. La ciencia confirma que el cuerpo necesita de todo (grasas, azúcares, sal, proteínas, incluso ciertos tóxicos en microdosis) pero no en las mismas medidas para todos ni en cualquier momento de la vida. Visto así, el tabú alimenticio funciona como una inteligencia fina que calibra el “cuánto, cómo y cuándo” de cada cosa para cada orí: lo que parece simple prohibición es, en realidad, una forma de homeostasis espiritual y biológica.
OBA ORIATE OBBAKILONA