18/05/2025
Para reflexionar 🤔👌
𝘽𝙀𝙉𝘿𝙄𝙏𝙊 𝙀𝙇 𝘿𝙀𝙎𝘼𝙈𝙊𝙍 𝙌𝙐𝙀 𝙇𝙀 𝙇𝙇𝙀𝙂𝘼 𝘼 𝙇𝙊𝙎 𝙈𝘼𝙇 𝘾𝘼𝙎𝘼𝘿𝙊𝙎, 𝘼 𝙇𝙊𝙎 𝙈𝘼𝙇 𝙀𝙈𝙋𝘼𝙍𝙀𝙅𝘼𝘿𝙊𝙎, 𝘼 𝙇𝙊𝙎 𝙌𝙐𝙀 𝙎𝙀 𝙃𝘼𝘾𝙀𝙉 𝘿𝘼𝙉̃𝙊 𝙀𝙉 𝙉𝙊𝙈𝘽𝙍𝙀 𝘿𝙀𝙇 𝘼𝙈𝙊𝙍.
Tal vez aún no lo sepas. Tal vez sigues creyendo que el amor duele, que amar es sacrificarse hasta vaciarse, que aguantar es una prueba de fidelidad y no una forma de renuncia. Tal vez no has visto (o no quieres ver) que estás junto a alguien que no te elige desde la conciencia, desde la plenitud sino desde la manipulación, el egoísmo, el juego de poder disfrazado de ternura.
Quizá esa persona te juró que eras su salvación, que sin ti no era nada, que contigo la vida por fin tenía sentido. Y tú, con el corazón en la mano, ofreciste tu luz como si fueras faro en tormenta ajena. Pero con el tiempo, la dulzura se volvió sombra, y lo que parecía amor se transformó en una prisión invisible, donde cada gesto tuyo se volvió error, cada emoción una culpa, cada silencio una trampa.
Te culpó, te hizo creer que eras tú quien estaba mal. Te miró como un juez implacable, te manipuló con su frialdad, su distancia, su ley del hielo. Se alimentó de tus heridas, de tus miedos, de ese anhelo tan humano de ser vist@, amad@, comprendid@.
Y tú, como un árbol que se dobla para no quebrarse, te fuiste perdiendo en el intento de sostener lo insostenible. Dejaste de reconocerte en el espejo. Te alejaste de los tuyos. Cambiaste tus sueños, anticipaste sus necesidades por encima de las tuyas, tu libertad por su compañía, tu voz por su silencio.
Escúchame: eso no es amor.
Repite conmigo, hasta que lo creas, hasta que lo sientas en la piel como una verdad irrebatible:
Él o ella no me ama.
Porque el amor, el verdadero, no castiga, no somete, NO DUELE, no convierte el vínculo en cadena. No se alimenta del control, del chantaje emocional ni de la dependencia disfrazada de entrega. El amor auténtico NO DUELE: cura. No hiere: acaricia. No aprisiona: libera.
Si duele, no es amor. Si te apaga, no es amor. Si te hace menos, si te llena de dudas, de ansiedad, de culpa, de miedo… no es amor.
La mente, a veces, inventa ficciones para no enfrentar la realidad. Se aferra a la esperanza de que el otro cambie, de que todo mejore, de que ese amor distorsionado se transforme en lo que nunca fue. Pero no. No cambiará. No de la forma en que necesitas, no mientras sigas allí entregando tu alma para sostener su caos.
Y no, no estás siendo egoísta por irte. Estás siendo valiente. Estás eligiéndote.
El mayor acto de amor (y de revolución) es volver a ti. Mirarte con compasión, mirar tus heridas, reconocer tus patrones emocionales y relacionales y caminar hacia tu propia trascendencia. No para cerrarte al amor, sino para volver a él desde un lugar más sano, más maduro, más luminoso.
Abrázate en medio de tus ruinas y construye desde ahí tu nuevo templo interior.
Amarte a ti mism@ es un acto sagrado, una declaración de poder, una reconciliación con tu historia. Porque el amor verdadero comienza ahí, en el íntimo, profundo y honesto encuentro contigo mism@.
Y desde ahí, lo demás… llegará solo.
-Diego Medina
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