11/04/2025
El recuerdo es indeleble…
Suelo escribirlo por estas fechas, cuando se acerca la Semana Santa y las vacaciones, los días de campo, el ir al río… la alberca, desde luego.
Lo platico de memoria, sin revisar notas previas, y la memoria es acomodaticia y traicionera. Pero el rostro desencajado de mirada vidriosa, el grito silencioso de dolor y la incapacidad de creer en la evidencia tangible del niño mu**to, no se me olvida. No se me olvidará nunca esa mamá que repetía aquel “no es cierto, no es cierto”, como si pudiera con eso lograr que no fuera cierto.
Recuerdo la cara del papá, un hombre joven, grande, fuerte… derrumbado en una silla tapándose la cara con las manos, sacudido con rítmicos sollozos mudos, ahogados por el dolor.
Es que en el día de campo se les ahogó el niño en una acequia. Era poquita agua, unos cuantos centímetros. “¡Si solo fue un minuto!” decían, “¡cómo pudo pasar!”
Recuerdo que una enfermera dobló cuidadosamente la ropita del niño de tres años, su camiseta, el short, sus tines y encima sus tenis, a los que les había quitado el lodo, para no entregarlos sucios a los papás.
Ahí fue que me cayó el veinte. El ver la ropa bien doblada del niño que yacía pálido como la cera, como si estuviera dormido, aún en la sala de urgencias de mi hospital. Eso me hizo sentir la magnitud de la tragedia.
¡¿Qué va hacer la mamá con esa ropa?!
Solo un minuto lo perdieron de vista. Pero un minuto tiene 60 segundos y un niño necesita 20 segundos y 20 centímetros de agua para morir ahogado.
Ahora que vienen las vacaciones, no pierdas de vista a tu niño. Si está en el agua, asegúrate de poder llegar a él en menos de 20 segundos, y si es un bebé, no te alejes más de una brazada de distancia.
No bajes el nivel de alerta ni un segundo. Hablamos de segundos, no de minutos.
Un minuto de descuido fue una eternidad de dolor para esa familia a la que se le ahogó el niño cuando yo empezaba mi residencia. Fue en el siglo pasado en mi hospital, en Saltillo. Pero pasa año con año, en todos lados.
Ten cuidado con tu celular, que te distrae, y espero que no sea necesario decirte que si tienes al niño en el agua no puedes relajarte tomando alcohol.
Recuerda que toda esa gente que está ahí, NO está cuidando a tu niño. Lo estás cuidando tú.