26/01/2023
4 MITOMANÍA
Mentir es algo completamente normal para el adicto. Es capaz de inventar historias increíbles acerca de dónde estuvo la noche anterior, o por qué no llegó a casa en la hora indicada. Sus mentiras son tan grandes que él mismo llega a creerlas y a vivir de acuerdo a sus fantasías, incluso, llega a negar cosas tan evidentes que los demás han observado y lo confrontan ante tales hechos, y aun así lo niega.
Si alguien le dice al adicto: “ayer te vi entrando en la cantina tal”, el adicto es capaz de decir (en un primer momento), “No era yo”, “Me confundiste”, “Yo andaba con fulano en otra parte”. Pero una vez que se ve acorralado por la evidencia, cambia su postura (segundo momento), “Bueno, sí era yo, pero no entré a tomar, lo que pasa es que nada más acompañé a un amigo que quería preguntarle algo al dueño de la cantina…”
De esta manera ha venido perdiendo la confianza de los que le rodean, ya que continuamente lo descubren en sus mentiras, en sus enredos, en sus verdades a medias. La familia quiere creerle, pero sabe que en el fondo está mintiendo, o al menos, no está diciendo la verdad completa.
Esto hace que el mismo adicto se vuelva a victimizar al reclamar que no le creen lo que dice, y aunque a veces diga la verdad, será difícil para la familia creerle o distinguir cuándo es verdad o mentira lo que dice. 🥺