
25/11/2022
Viejo y solo, pensé que un perro me haría la vida menos amarga.
Lo encontré vagando en la calle, sucio y mu**to de hambre. Lo acaricié y me siguió sin miedo.
Ahora es mi perro, soy su dueño. Hablo con él. Le digo: "ya se me acabó la pensión, mañana no tendremos nada para comer. Tendremos que esperar". Llegamos a la fila donde otras personas esperan para recibir comida gratis. Mi compañero mueve la cola. Sabe que le van a dar a de comer. Ahora es invierno, en mi casa sin fuego hace mucho frío. Él se me acurruca. Nos damos calor el uno al otro. La primavera nos encontrará unidos dando gracias al sol. Mientras, en mi corazón nace una oración: GRACIAS SEÑOR POR HABER CREADO AL PERRO.