27/08/2025
Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños
Si el hombre es capaz de regresar, deliberadamente o no, al estado fetal cuando se propone dormir despojándose de todo material ajeno a su cuerpo (ropa, anteojos, etcétera) y acondicionando el lugar de reposo (oscuridad, silencio, temperatura, incluso, adoptando una posición similar a cuando estaba en el vientre materno, hemos de suponer, dice Freud, un estado análogo para su psiquismo. Se despoja de todo aquello que ha adquirido con el desarrollo: tanto el Yo como la libido sufren una regresión temporal, es decir, el Yo retorna a la fase alucinatoria de deseo (como cuando el niño succiona su pulgar o hace movimientos con la boca tal cual tuviera cerca el pecho de su madre), mientras que l libido retrocede al narcisismo primitivo, donde no valía nada para él, donde no había un miramiento por el objeto. De esta manera, dilucidamos que el sueño es egoísta, y que el personaje principal en los sueños es siempre la propia personabdel sujeto - puesto que el narcisimo es el complemento libidonoso del egoísmo)
En este punto, Freud toca de pasada el estudio de la hipocondría, ya que en el sueño, al igual que en esta última, la libido está cargada en el Yo (puesta sobre el Yo), y puede hacer notar estados orgánicos más nitidamente aunque sean ínfimos o de baja intensidad, por ejemplo, el inicio de alguna alteración o un dolor. Análogo, en la hipocondría un órgano es tomado como objeto, sobrecargándolo de libido, de ahí que el hipocondríaco sienta un dolor cualquiera, exista o no, como una fuerte enfermedad.
Un sueño, es indicio de que algo quiso perturbar el dormir. Esas perturbaciones pueden provenir del exterior, como ruidos, luces, aromas, etcétera; o del interior, como exigencias pulsionales. Estas últimas son las que más interesan a Freud. Para el autor, el estado del dormir tiene su triunfo en el retiro de las investiduras de las representaciones de pensamiento de todos los sistemas - Inconsciente (Icc), Preconsciente (Prcc) y Consciente (Cc) - en tanto el Yo aún tiene su imperio. Sin embargo, el Yo no puede desinvestir aquellas representaciones que están fuera de su alcance o se muestran indociles, como es el caso de las representaciones inconscientes que se mantienen bajo represión (cabe aclarar que no todo lo que está en el inconsciente está bajo represión, por el contrario, todo lo que está reprimido, es inconsciente). El motivo es el siguiente: parece que éstas representaciones se volvieron autónomas al Yo por el motivo de la represión, desobedeciendo el quite de sus investiduras.
Durante el dormir, hemos dicho, el psiquismo retrocede a estados anteriores de su desarrollo, permitiendo un rodeo a las mociones reprimidas para su escenificación en el sueño, ¿Qué hace que el sueño se produzca? Vamos allá:
1. En el estado de vigilia, los sentidos captan toda clase de estímulos externos, mientras que el sistema Percepción-Consciencia también recibe montos de excitaciones internas. Este sistema regula cuáles estímulos son captados con mayor atención y cuáles son resignados sea porque le parecen inservibles o estorban en la cotidianidad del sujeto o porque pertenecen a deseos que no pueden ser cumplidos debido al contexto o al momento o porque simplemente van en contra de los altos poderes como la sociedad, la cultura, la religión, etcétera.
2. El sueño se facilita por restos diurnos, que son representaciones preconscientes pertenecientes a dicho sistema. Si proponemos que estos restos provienen del interior o del exterior durante el estado de vigilia (pensamientos, ideas, imágenes visuales, acústicas, etcétera), y que recibieron un monto de atención bajo, hemos de suponer que quedaron apartados del dominio del narcisismo del dormir, vale decir, que en el momento en que el Yo retira las investiduras de los sistemas para los fines del descanso, dichas representaciones, al igual que las representaciones reprimidas no pudieron ser vaciadas, quedando libres y con grandes posibilidades de conexión entre ambas. Lo anterior lo facilita la disminución de la censura por el estado del duermiente.
3. Los restos diurnos, formadores del sueño, reciben su intensidad de investidura gracias a los pensamientos latentes inconscientes (reprimidos). Vamos más despacio, y es que el sueño, nos dice Freud, tiene fases bien definidas: a) hay refuerzo de los restos diurnos preconscientes debido a la investidura de los pensamientos inconscientes - todo esto es posterior al retiro de las investiduras de los tres sistemas por el Yo; b) producción del deseo onírico: el deseo inconsciente se asocia con el deseo preconsciente que, nos advierte Freud, debemos distinguirlo de los restos diurnos. Para dejarlo más claro, los restos diurnos son pensamientos de baja intensidad que estuvieron presentes en la vigilia, mientras que el deseo preconsciente, son pensamientos que no pudieron ser conscientes ya que fueron rechazados pronto en la vigilia (por el contexto, el momento, o por parecer inadmisibles). Así, el deseo preconsciente muestra el mismo carácter irracional y atemporal del deseo inconsciente, y; c) regresión. Se trata aquí de una regresión tópica que veremos a continuación:
4. El proceso creado en el sistema preconsciente, reforzado por el inconsciente, toma un camino retrocedente: de ahí, pasa por el sistema inconsciente hasta llegar al sistema percepción. Llegado aquí se encuentra con el estado primitivo de la realización alucinaroria de deseo. Esta regresión hace que los pensamientos (representaciones-palabra preconscientes) lleguen a sus representaciones-cosa (representaciones disociadas de la palabra). En este punto, las representaciones se trasponen en imágenes, predominantemente visuales (miramiento por la figurabilidad). Vale decir, por el carácter de irracionalidad y atemporalidad del inconsciente, sucede que sus procesos primitivos actúen: el material se condensa y se desplaza. En la condensación, las investiduras de diversas representaciones se reúnen para formar una sóla y más interesa representación; en el desplazamiento, las representaciones más intensas se trasladan a las menos, he aquí donde las representaciones reprimidas utilizan a los restos diurnos, ínfimos y de poca intensidad, para cargarlos de energía, y es justo esto lo que imprime al sueño las características tan conocidas al despertar.
5. Por último, el material que ha llegado al sistema percepción (aquí decimos sólo sistema percepción debido a que falta la consciencia) es tramitado por la elaboración secundaria, la cual detalla y organiza lo mejor posible el material (muchas veces el sueño es opaco, raro, desorganizado, y Freud pensaba que aquí la elaboración había fallado). Entretanto, se cree que el deseo onírico se ha cumplido: realización alucinatoria. Dice Freud (1917 [1915]) "Toda vez que un pensamiento ha hallado el camino de la regresión hasta las huellas mnémicas inconcientes de objeto, y de ahí hasta la percepción, admitimos su percepción como real. Por tanto, la alucinación conlleva la creencia en la realidad" (p. 229). Es decir, en el sueño se ha cumplido el deseo, o, mejor dicho, se dice que emel sueño es un cumplimiento de deseo porque la alucinación en tanto realización alucinaroria deviene real gracias a su cercanía con el sistema Percepción-Consciencia. Entramos aquí en un terreno poco firme, pues el mismo Freud refiere que no basta con la regresión para explicar tan semejante fenómeno. De hecho, nos pone de ejemplo el "pensar regresivo" (lo que coloquialmente se denomina "solar despierto" o recordar) que nos puede conducir a imágenes muy nítidas, pero no por eso las concebimos como reales, sino que sabemos, de primera, que se trata de un pensamiento. Aún así, el hecho de estar dormido puede ser la clave para que tengamos el soñar como una realización alucinatoria del deseo.
La realización alucinaroria de deseos
En los primeros días del lactante, la realización alucinatoria debe resignarse, puntualiza Freud, ya que, aunque procura una salida rápida al encuentro con las pulsiones, se enfrenta pronto a la ausencia del objeto real (examen de realidad).
El examen de realidad
En el estado del dormir, debido a que dicho examen que es una función del Yo, según Freud, es superado por las representaciones que van del sistema preconsciente, que pasan por el inconsciente y llegan al sistema percepción. Entonces el resultado termina abolido, y con la creencia de que efectivamente se trata de la realidad.
Sigmund Freud (1917 [1915]) nos recuerda en otro texto que "el organismo todavía inerme {tiene} la capacidad de procurarse por medio de sus percepciones una primera orientación en el mundo distinguiendo un «afuera» y un «adentro» por referencia a una acción muscular. Una percepción que se hace desaparecer mediante una acción es reconocida como exterior, como realidad; toda vez que una acción así nada modifica, la percepción proviene del interior del cuerpo, no es objetiva (real). Es harto valioso para el individuo poseer un tal signo distintivo de realidad objetiva, que al mismo tiempo constituye un remedio contra ella, y bien quisiera estar dotado de un poder semejante en contra de sus reclamos pulsionales, a menudo implacables. Por eso pone tanto empeño en trasladar hacia afuera lo que desde adentro se le vuelve penoso, en proyectarlo" (p. 231). Dado que los sujetos no contamos con un apartado (psiquico o de otra índole) capaz de examinar a las pulsiones en tanto reales o no, se opta por entregarnos a otros mecanismos que alivien el sufrimiento, entre ellos la proyección o, para los fines de los sueños, en la sombría y confusa realización alucinatoria del deseo.
Bibliografía:
Freud, Sigmund, Obras Completas, Ed. Amorrortu, Argentina, 2007, 24 T
_____________ Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños (1917 [1915]), T. XIV.
📸Generada con IA