10/07/2025
Freud dijo que existen hombres que aman, pero no pueden desear, y, quienes desean, pero no pueden amar. La complejidad de la infidelidad radica muchas veces en esto: un hombre se enamora de una mujer (o de otro hombre), pero aunque ese amor es grande, puro, intenso, muchas veces no puede desear a su pareja en el sentido sexual. No se trata de algo consciente, sino que la génesis proviene del conflicto edipico todavía no resuelto. En su teoría, Freud señala que los niños pasan por etapas psicosexuales, una de ellas es la fase fálica, propiamente el Complejo de Edipo, en donde a su final debe resignar a los objetos infantiles, amados, deseados, como la madre, el padre, las hermanas y hermanos, para de esa forma aventurarse a nuevas parejas, fuera del incesto. Sin embargo, si el Edipo no se ha resuelto puede avanzar a la edad adulta y causar conflictos, como enamorarse de una persona, pero no poder desearla sexualmente porque le despertaría la imagen de sus figuras de amor infantiles.
"Hay que ser infiel, pero nunca desleal", es una frase que nos invita a reflexionar sobre este tema. Sobre todo, en la época actual, en donde cada vez más se trueca el amor exclusivo por el llamado poliamor, un disfraz, tal vez, del conflicto edipico.