16/07/2025
🎨 | ARTE | ESCULTURA |
La artista granadina Marina Vargas esculpe su paso por el cáncer: «Yo soy la obra»
La polifacética creadora expone en Madrid 'Intravenus', una escultura en mármol de Carrara sacada de su propio cuerpo, que muestra su experiencia con el cáncer de mama.
En el Palacio de Cibeles, en Madrid, hay una mujer desnuda. La mujer es de mármol de Carrara, como una de esas Venus griegas de templos y libros de texto. Pero es una mujer real. Una mujer granadina, artista y de verdad. La mujer está calva, con el cuerpo al límite, hinchado dolorido y deteriorado. No hay pecho izquierdo. En su lugar hay una cicatriz que parece un agujero negro absorbiendo violentamente una galaxia entera. El brazo izquierdo flota en el aire, con el puño arriba, como Tommie Smith en el podio de México 68. «Cuando terminé la parte más dura del tratamiento contra el cáncer de mama, pedí que me hicieran un molde en 3D de mi cuerpo. No he tocado nada, es lo que era. Yo soy la obra».
Marina Vargas (Granada, 1980) recibió la noticia el 18 de noviembre de 2019: «Tiene usted cáncer de mama». Llevaba un tiempo agotada, con sueño, pero creía que era el estrés del trabajo. «No piensas que te pueda pasar a ti hasta que te pasa», dice. Poco después, la covid se coló en nuestras vidas y ella, como el resto, se encerró en casa. «Viví el cáncer confinada. Me operaron en plena pandemia. Fue un proceso duro». Y así, atrapada entre el bicho de fuera y el bicho de dentro, buscó confidentes en el único lugar que siempre queda: el arte. Encontró a Hannah Wilke (1940–1993), artista americana que fotografió todo el proceso de su cáncer, hasta el final. «Su última obra se tituló 'Intravenus'. Mi escultura se llama también así en homenaje a ella. Irónicamente, 'Intravenus' viene de intravenoso, que es por donde llega el alimento que el enfermo necesita para vivir; y de Venus, la diosa del amor».
Vargas es una artista poliédrica que lleva veinte años exponiendo obras rompedoras en las galerías más importantes del mundo. «El arte siempre ha sido una herramienta social de transformación. Sin embargo, en mujeres no hay tantos referentes. Si ya es difícil encontrar mujeres con una visibilidad potente, ser mujer, artista y enferma son tres estigmas». Ella, que ha usado su cuerpo como herramienta de trabajo en otras colecciones, decidió volver a hacerlo para visibilizar la enfermedad. «'Intravenus' quiere dar voz a la enferma, visibilizar los procesos, romper el canon del cuerpo que vemos en la cultura clásica. Yo había roto el canon. La asimétrica era yo. Y quería subrayar una cosa: el cáncer no se supera. Vas a vivir con él toda la vida. Y una de cada ocho mujeres padece cáncer de mama. Todo esto debería estar más normalizado».
La escultura, que se expone hasta enero en la galería CentroCentro, ubicada en el interior del Palacio de Cibeles, en Madrid, cuenta en su piel de mármol el momento más duro de Vargas: seis sesiones de quimioterapia, masectomía radical del pecho izquierdo, vaciado de ganglios del brazo izquierdo, quince sesiones de radioterapia, un mes de rehabilitación para poder levantar el brazo y una pastilla diaria durante diez años. «El brazo en alto es un guiño al feminismo, al activismo, me parecía la postura corporal que más resumía este tratamiento. Porque yo trabajo sobre la enfermedad como artista y como activista. Han sido muchas, muchísimas, las mujeres que se han puesto en contacto conmigo que viven procesos similares y tenían miedo a decirlo, a las etiquetas, a que las estigmaticen».
Ese puño en alto ha sido el inicio de una comunidad. El siguiente paso de Vargas es crear 'Arte y Cáncer', una plataforma en la que se pueda hablar y afrontar la situación sin tabúes. «El arte no es solo crear objetos, sino generar pensamiento. Es una herramienta de transformación social. Y yo quiero ayudar de la misma manera que artistas como Wilke me ayudaron a mí a mirarme en el espejo, a reconocer mi cuerpo... Esa escultura –sostiene con fuerza, señalando a 'Intravenus'– ya no voy a ser yo. He registrado una huella. Pero yo cambiaré. Ahora estoy en reconstrucción».
Vargas está convencida de que la imagen que se da del cáncer no es real. Piensa que hay que dar voz a las enfermas, a las que lo sufren de verdad. A las mujeres reales. «Ya que he pasado por esto y otras no lo han conseguido –termina, con un sentido soplido–, vamos a dejar un granito de arena».
Fuente: Ideal. todos los créditos.