16/07/2025
Dios sí está presente en el Tarot, aunque no de forma directa, literal o con ese nombre específico. El Tarot es un lenguaje simbólico, espiritual y esotérico, y como tal, Dios aparece de formas veladas, arquetípicas y universales. Aquí te explico por qué parece que "no está", pero en realidad sí lo está:
🔮 1. Dios en el Tarot no tiene forma ni nombre fijo
El Tarot no representa a Dios como una figura antropomórfica (como un hombre con barba, por ejemplo), porque su visión es más mística y arquetípica. En lugar de decir "Dios", el Tarot usa símbolos de:
La Fuente
El Todo
El Espíritu
El Universo
La Unidad
Por ejemplo:
El Loco (Arcano 0) representa el alma en su estado puro, libre, conectado con lo divino, antes de encarnar.
El Mago (Arcano I) canaliza el poder divino para crear su realidad.
El Sol (Arcano XIX) representa la conciencia divina, la luz de Dios iluminando todo.
El Mundo (Arcano XXI) simboliza la unidad, la totalidad, la presencia divina manifestada en plenitud.
🌌 2. El Tarot no es una religión, es una herramienta espiritual
Por eso no hace referencia directa a "Dios" según una religión específica. No se alinea con una figura religiosa (ni cristiana, ni judía, ni islámica), sino que se enfoca en el camino del alma, la evolución del ser, y la conexión con lo sagrado de forma personal e intuitiva.
🧬 3. Dios es el gran silencio entre los arcanos
El Tarot representa la experiencia humana y espiritual. Dios puede entenderse como:
La conciencia que observa la tirada
La inteligencia que une los símbolos
El misterio que guía la interpretación
Está implícito, no explícito. Como el aire: no lo ves, pero lo respiras.
📜 4. Si buscamos a Dios como presencia, está en cada carta
Ejemplos:
La Papisa (II): Sabiduría divina interior.
El Ermitaño (IX): Búsqueda de la verdad y guía espiritual.
El Juicio (XX): Renacimiento del alma por llamada divina.
✨ Reflexión final:
Dios en el Tarot no es un personaje, es la energía que mueve todo el mazo. No está en una sola carta, porque está en todas. No está con nombre, porque es innombrable. Es la chispa que hace que la lectura tenga sentido, el puente entre el alma y el misterio.